Un mes de súper cepo. Qué está mejor y qué está peor en la economía
No habían pasado tres horas desde que se había confirmado el triunfo de Alberto Fernández en las elecciones. Mientras candidatos y militantes del Frente de Todos festejaban en las calles de Chacarita, el Banco Central anunció el endurecimiento del cepo cambiario que tenía menos de dos meses de vida.
No habían pasado tres horas desde que se había confirmado el triunfo de Alberto Fernández en las elecciones. Mientras candidatos y militantes del Frente de Todos festejaban en las calles de Chacarita, el Banco Central anunció el endurecimiento del cepo cambiario que tenía menos de dos meses de vida. Desde entonces, los argentinos solo pueden comprar US$200 por mes.
Se trató de un ajuste a los controles cambiarios a los que el Gobierno había recurrido en septiembre, preocupado por la salida de reservas y por la incertidumbre financiera que llevó al dólar de $45 a $60 el día después de las PASO.
El cepo cambió la vida política y económica argentina, en múltiples aspectos. El rígido control de cambios impactó negativamente en el sector inmobiliario, que tiene las propiedades valuadas en dólares y las operaciones concretadas en esa moneda
En ese escenario, el Banco Central dispuso flexibilizar las restricciones y habilitó el acceso hasta US$100.000 para quienes tienen un crédito hipotecario asignado para la compra de una propiedad. Semanas después, también se flexibilizó el acceso a divisas para las empresas aseguradoras de viajes que cubren siniestros en el exterior.
Hernán Lacunza, ministro de Hacienda; "son medidas de emergencia, para la transición", dijo sobre el cepo cambiarioPara las empresas, el cepo cambió el escenario de su operación. Antes de los controles de cambios, el BCRA había dispuesto restringir el giro de utilidades a los bancos, y luego dispuso una restricción total para que las personas jurídicas pudieran comprar dólares para atesoramiento (la normativa les habilita el acceso a divisas para pago a importaciones o cancelación de deudas).
En ese escenario, el rígido control de cambios en el mercado oficial volvió a abrir el juego a múltiples cotizaciones paralelas. Desde la aparición del cepo, regresó el dólar blue, que hoy cotiza por encima de $68; el MEP, que se obtiene operando bonos en pesos y dólares y opera a $70; o el contado con liqui, que surge de la operatoria con acciones o bonos en el mercado local y el exterior, que arroja un valor de $73 para la moneda estadounidense.
Gracias al cepo, además, el Banco Central pudo cambiar el signo de su intervención en el mercado, al ser el único que puede comprar divisas sin límites en el mercado oficial. Desde su instalación, lleva comprados más de US$1918 millones. A un ritmo de US$112 millones diarios, sumó poco más del 25% de los fondos que vendió durante la campaña.
Por otra parte, el endurecimiento del cepo posterior a las elecciones terminó construyendo el único puente entre ambos lados de la grieta. "A Macri solo le pedí que cuide las reservas. Si pierden US$100 millones por día festejo, porque la incapacidad para contenerlas es asombrosa", había dicho Alberto Fernández, entonces candidato presidencial del Frente de Todos, a mediados de octubre, en referencia a una conversación que mantuvo con el Presidente antes de las elecciones.
El endurecimiento del cepo llegó menos de 12 horas después de su triunfo en la primera vuelta, y las palabras de Guido Sandleris, presidente del Banco Central, sostuvieron esa línea. "El objetivo es preservar las reservas durante la transición", dijo el funcionario en la conferencia del 28 de octubre cuando explicó los motivos y el alcance del endurecimiento del cepo.
La historia del súper cepo
Desde el 1° de septiembre, por decisión del Banco Central y el Ministerio de Hacienda, se prohibió a las empresas comprar dólares en el mercado oficial, mientras que se fijó un tope de US$10.000 al mes para individuos. En la práctica, este 'cepo' dejaba afuera del mercado a poco más del 2% de los argentinos, los que en meses anteriores habían adquirido divisas por encima de ese monto.
La decisión se acompañó con otras medidas que buscaron limitar la salida de divisas del país y obligaron a muchos a ingresas sus dólares. Entre otras, el BCRA obligó a liquidar en el país los cobros por ventas de servicios en el exterior o las ventas de futbolistas y las exportaciones de bienes. Luego el cepo sumó nuevos detalles, como la prohibición del giro de divisas para juegos de azar, billeteras electrónicas en el exterior o la compra de criptomonedas.
"Son medidas de emergencia, para la transición. No son medidas permanentes, y se aplican cuando se considera oportuno", dijo el ministro de Hacienda Hernán Lacunza, en referencia a los motivos que llevaron al Gobierno a recurrir al cepo, cuya vigencia, según las comunicaciones del Banco Central, se extenderá hasta el 31 de diciembre.
"Primero se aplicaron controles cambiarios desde el 1° de septiembre, que funcionaron durante dos meses, hasta la última semana de octubre, cuando se agudizó la salida de divisas y por eso lo reforzamos después de las elecciones. Se aplicó la dosis cuando consideramos oportuno insistió el funcionario.
La medida, que terminó de sepultar el manual económico que Cambiemos había defendido durante su gestión, frenó la caída de reservas que el Banco Central experimentó desde las PASO, acelerada en la última semana antes de las elecciones. Solo en ese plazo, el organismo perdió US$22.185 millones, entre pago de deudas, salida de depósitos privados y venta de dólares al mercado (US$7456 millones).
"Los controles cambiarios son una anomalía. Sirvieron para suavizar la transición. El próximo gobierno deberá ver si lo mantiene o lo levanta, pero en el largo plazo no es una política razonable. Un país no se va a desarrollar con controles cambiarios severos en el mediano plazo", insistió Lacunza, en el programa Mesa Chica, que se emite por La Nación+.