El ministro de Economía Martin Guzmán enfrenta por estos días un dilema que no puede controlar y que ello depende del éxito de la reestructuración. De cara a la reestructuración, al Gobierno no le conviene ni que los bonos suban demasiado ni tampoco que caigan significativamente. Por diferentes motivos, Guzmán necesita que los bonos lateralicen y se queden en estos niveles. Por encima o por debajo de los valores actuales, el panorama y el éxito de la reestructuración de la deuda se le puede complicar.
Si bien las afirmaciones que haga en público, junto con las medidas que vaya tomando y sus respectivos resultados a nivel económico pueden influir en los precios de los bonos, lo cierto es que Guzmán no puede hacer demasiado para controlar el valor actual de la renta fija argentina. Pese a ello, debe hacer todo el esfuerzo posible para mantenerlos en estos valores hasta tanto no se resuelva el tema de la deuda y se llegue a un acuerdo con acreedores para avanzar en la reestructuración.
El dilema de Guzmán
Martín Guzmán enfrenta el dilema de que si los precios de los bonos no pueden subir mucho ya que si no, comprometería a Guzmán a tener que hacer una propuesta que quizá no le convenga tanto a Argentina en términos de quita de capital, extensión de plazos o reducción de cupones. En ese caso, y dado el precio de los bonos del mercado, el acreedor le podría exigir que el precio futuro de los bonos sea superior al actual, con lo que sus chances para negociar un relajamiento sobre la deuda sería menor. Por otro lado, los bonos tampoco pueden caer demasiado ya que en ese caso, Guzmán corre riesgo de que se cambien la calidad de los acreedores y que, de fondos de inversión actuales se pasen a fondos buitre, quienes únicamente buscan litigar y cobrar el 100%.
Martín Vauthier, director de la consultora EcoGo y profesor de la Maestría en Finanzas de UTDT remarca justamente la existencia del dilema que enfrenta hoy el Gobierno en relación al precio de los bonos.
Los precios de los bonos no pueden ser muy bajos y llevar a las paridades a 25% o 30% ya que allí entrarían inversores como los fondos buitres y pueden cambiar la composición de los tenedores de los tenedores bonos y hacerla más difícil. En ese caso, el objetivo no sería negociar para reestructurar sino para mitigar y cobrar lo más posible, alertó.
Desde el otro punto de vista, los bonos tampoco pueden subir demasiado ya que en ese caso también complicarían a la Nación en términos de la propuesta que les podría ofrecer a los bonistas.
Vauthier destaca que tampoco le sirve al Gobierno que los precios de los bonos actuales sean demasiados altos ya que el atractivo de cualquier propuesta estará relacionado con el precio de mercado actual de los bonos. Es decir, una propuesta va a ser altamente aceptable si los bonos que van a recibir los bonistas en la reestructuración tienen un valor de mercado mayor que los bonos que tienen en cartera actualmente. Con lo cual, si los bonos que cotizan actualmente suben mucho, el piso para el Gobierno de cara la reestructuración de la deuda es mas exigente en cuanto a la propuesta que le puede ofrecer a los bonistas.
Si el precio de los bonos sube mucho y hay inversores que entraron a precios altos, entonces para entrar a la propuesta van a exigir al Gobierno un nuevo bono que tenga un valor de mercado superior al de los bonos actuales, una vez que haya transcurrido la reestructuración de la deuda. Desde ese punto de vista va a estar as complicado para la Nación ya que la propuesta en términos de cupones, extensión de plazo o capital que sea más favorable para los acreedores y menos para la Nación, explicó el economista.
Por su parte, El economista Miguel Zielonka, director asociado de Econviews coincide con Vauthier y remarca que para lograr buena adhesión, la propuesta tiene que ser atractiva en relación a los precios de mercado, si no no entra nadie.
Si los bonos caen demasiado, es esperable que también cambien las características de acreedores. Aun así, creo que tendrían que caer bastante más. En estos niveles me parece que no compran para hacer juicio. En otras palabras, los precios de los bonos deberían lateralizar por un tiempo en un rango amplio, señaló Zielonka.
El plan económico
Además del precio actual de los bonos, se pone siempre en discusión que, para que los acreedores acepten, el deudor debe mostrar cierto compromiso desde el lado fiscal junto con un plan económico macro consistente y el cual apunte al crecimiento de mediano plazo. Con el relajamiento de los compromisos de corto plazo junto con las perspectivas de crecimiento futuro, la posibilidad de pago podrían incrementarse. Es justamente eso lo que Guzmán debe convencer a los acreedores: que se va a crecer, que se va a ser responsable fiscalmente y que luego se van a tener excedentes para pagar.
Juan José Vázquez, research de Cohen considera que Guzmán tiene que hacer una oferta en función a la trayectoria fiscal a la que apunta para alcanzar un superávit primario tal que le permita pagar los intereses, con extensión de plazos de vencimientos de capital en función a lo que espera que tarde el soberano en volver al mercado a tasas razonables para renovar dichos vencimientos.
Especular con una oferta en función al precio de los bonos en el mercado puede generar que no consiga el consentimiento de los acreedores para que la acepten, o podría demorar innecesariamente el reingreso de Argentina a los mercados de deuda en un escenario internacional donde las tasas de interés reales de los países desarrollados seguirán siendo negativas o neutras por algunos años.
Dada la falta de avances en materia de la deuda, distintos analistas remarcan que, a esta instancia, resulta fundamental conocer los detalles de un plan económico consistente desde el lado fiscal y monetario. Ese plan, que aun se desconoce con detalle, deberá explicar el plan del Gobierno para poder reencaminar a la economía argentina hacia un sendero de crecimiento de mediano plazo para que la deuda sea pagable en el futuro y que, por lo tanto, los acreedores acepten la propuesta de reestructuración actual.
En esa línea, Alejandro Kowalczuk, head de Asset Management de Argenfunds considera que para que se dé una compresión en los niveles de tasas, hacia los 500 puntos de prima de riesgo, no solo es necesario reestructurar la deuda, sino que también se deberá mostrar disciplina fiscal a futuro, que permita la sustentabilidad de pagos.
Si una vez que el Gobierno reestructure la deuda toma acciones que lleven a un aumento del déficit en vez de a una reducción, claramente la compresión de tasas será más limitada. La reestructuración podría llevarnos a niveles de prima de CDS (seguros de default ) a 10 años entre los 1.000 y 800 puntos básicos, pero para ir hacia valores en torno a los 500 puntos se deberá mostrar que, hacia adelante, hay (y se mantendrá) un resultado fiscal tal que se aseguren los pagos, dijo.
Por su parte, Francisco Velasco, head de research de Banco Mariva entiende que para sacar conclusiones hay que partir de la base que hay grandes incertidumbres, ya que no se sabe aún cómo será la restructuración, y tampoco se conoce con ningún grado de certeza en qué consistirá el plan económico del gobierno de Alberto Fernández pasada la coyuntura de corto plazo que dura hasta la reestructura.
Aún si se diera una buena reestructura y un plan económico que el mercado juzgue como razonable, no creo en ningún caso que el nivel de riesgo país post canje sea menor a los 700 puntos, con lo que sería difícil tener acceso fluido a los mercados de deuda", cerró Velasco.