El corralito de pesos ayuda al repunte de la industria pero no aleja la recesión
La recesión acumula siete trimestres consecutivos, y es poco probable que ese sendero se revierta antes del segundo trimestre, período en el que la cosecha suele desnivelar la balanza del PBI y empuja hacia arriba los promedios. La industria comenzó el año con una mejor perspectiva, pero las mejoras que se perciben son tan selectivas que falta todavía para ver un repunte global.
De las 16 categorías que mide el Indec, solo 7 tuvieron una variación anual positiva. Autos, alimentos y refinación de petróleo son las que empujaron el índice, con aumentos de un dígito. Un rubro, maquinaria y equipo, registró un inusitado incremento de 30% frente a enero pasado, aunque su peso en el total es menor.
A juzgar por las cifras ya conocidas de Adefa, en febrero el índice de producción industrial no tendrá el mismo aporte positivo del sector automotor. Hay una mejora en la producción por las ventas a Brasil, pero todavía no hay recuperación en el mercado interno. El precio de los vehículos medido en dólares es atractivo para el que tiene divisas, pero sin planes de financiación, la industria sigue maniatada, con el segmento externo como único motor de corto plazo.
Donde sí es probable que la tendencia se incremente, es en la elaboración de alimentos. La recuperación parcial del consumo, empujado por las tarjeta Alimentaria y cierta contención de los precios (no la que le gusta al Presidente) está ayudando al sector a recuperar parte del dinamismo perdido.
En todo este contexto también colabora el estricto cepo cambiario aplicado a fines de 2019, que creó un corralito doméstico para los pesos. Sin capacidad de comprar más de 200 dólares por mes y con un impuesto de 30% para todos los consumos con tarjeta en el exterior, buena parte de la sociedad (no toda) optó por darse en las vacaciones algunos gustos perdidos en la crisis. Así como la caída de la demanda de dinero iniciada en 2018 y profundizada el año pasado (producto de la fuga al dólar que causó la incertidumbre electoral) fue una de las principales causas de la recesión, su reversión es la llave para que la economía remonte.
Según la encuesta que hace el Indec entre las industrias relevadas, más de la mitad creen que en el periodo febrero-abril no hay que esperar demasiados cambios, ni en ventas o uso de la capacidad instalada. Sí se percibe mayor demanda de crédito, algo que puede augurar una futura recomposición de stocks.
Por eso el proceso de renegociación de la deuda sigue en el centro del escenario. Hasta que no tenga una resolución, el circuito de inversión y producción continuará obturado. Hay consenso en el mundo financiero de que el gobierno argentino ya dio muestras de que no quiere un default, porque no le conviene. La duda es si en el tiempo que alcanza, la Argentina podrá mostrar todas las cartas que los acreedores piden poner sobre la mesa.