Argentina, a la intemperie en medio de una tormenta perfecta
El desplome de materias primas y activos financieros golpea al país, porque se complican las cuentas en medio de la negociación con los acreedores.
Países productores de petróleo.
Está transcurriendo en todo el mundo un lunes negro que ya estaba anunciadísimo desde que el domingo a la tarde empezó a verse el desplome de los precios del petróleo, seguido por fuertes caídas en las bolsas de Asia, luego Europa y ahora, por el huso horario, de América.
La secuencia de este derrumbe -histórico por su profundidad- podría iniciarse cuando aparecieron las primeras e inquietantes noticias sobre el coronavirus en China. El riesgo de epidemia o pandemia también contagió a los indicadores económicos.
Todas las proyecciones de crecimiento del 2020, a nivel global, fueron reseteadas para abajo. Los precios de materias primas y activos financieros se están ajustando a lo que se espera ahora: enfriamiento económico a nivel global.
El desplome del petróleo reflejaba hasta la semana pasada un ajuste a la menor demanda global: a menor actividad, menos consumo de energía. El viernes, una ruptura entre Arabia Saudita y Rusia -que no acordaron disminuir la extracción de crudo para sostener el precio- ennegreció aún más el panorama.
Esta crisis encuentra a la Argentina en una posición extremadamente frágil. Y los primeros precios de hoy lo confirman. El riesgo país salta más de 10 puntos hasta los 2700 puntos fruto de la importante caída de los bonos emitidos en dólares. Los precios de los commodities agropecuarios acompañan la caída. Esto significa menos dólares por exportaciones. Un problema a la hora de pensar una oferta a los acreedores de la deuda.Mirá también
Se espera que el desplome de las acciones sea también muy importante.
Lo de los bonos es central, porque a precios muy bajos tal vez puedan aparecer los denominados fondos buitre, que se involucrarían a su manera en las tratativas para reestructurar la deuda que está llevando adelante el Gobierno.
En definitiva, se está en presencia de una tormenta perfecta, y la Argentina, como suele suceder, está a la intemperie.