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 La Nación - Economía

¿Recesión o depresión? Dos economistas de Harvard anticipan cómo será el rebote de la crisis económica

MIAMI.- Hace apenas poco más de dos meses, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estaba pronosticando para 2020 un año de fuerte crecimiento comparado a 2019. Las cifras de empleo en los Estados Unidos seguían siendo fuertes; su producción económica venía creciendo sin interrupción durante 10 años y medio, y el mercado de valores alcanzó un máximo histórico el 19 de febrero. Incluso hoy la OMC anunció que el comercio internacional se podría desplomar este año entre un 13% y un 32%.

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Economistas comparan la crisis actual con la caída de la actividad de la Gran Depresión en 1930, pero confían que se puede salir aun más rápido que la recesión de 2007. América Latina será de las regiones económicamente más golpeadas por el impacto de la pandemia

MIAMI.- Hace apenas poco más de dos meses, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estaba pronosticando para 2020 un año de fuerte crecimiento comparado a 2019. Las cifras de empleo en los Estados Unidos seguían siendo fuertes; su producción económica venía creciendo sin interrupción durante 10 años y medio, y el mercado de valores alcanzó un máximo histórico el 19 de febrero. Incluso hoy la OMC anunció que el comercio internacional se podría desplomar este año entre un 13% y un 32%.

El coronavirus era mirado a la distancia y sin pánico. Traía recuerdos del SARS, epidemia de 2003 que se originó en China y generó una caída de su economía durante un trimestre. Pero en apenas semanas, la situación se precipitó para peor.

Jeffrey Frankel, profesor de formación de capital y crecimiento, en la escuela de negocios Kennedy de la Universidad de Harvard, asume en declaraciones exclusivas a LA NACION, que hoy, una recesión global es obvia. Y añade: "Esta recesión no tiene precedentes en su brusquedad y es probable que muestre la caída más profunda desde la década de 1930. Pero mi mejor conjetura es que el tiempo de recuperación posterior probablemente no será tan largo como la Gran Depresión, ni quizá tan duradero como la recuperación de la Gran Recesión de 2007-09. Mi instinto es que, en cada país, una vez que el número de infecciones alcance su punto máximo y caiga a números bajos, los trabajadores volverán a trabajar ansiosamente, los consumidores liberarán la demanda acumulada y las empresas repondrán sus inventarios. Sé que algunos economistas no están de acuerdo. Podría fácilmente equivocarme acerca de la velocidad de recuperación, especialmente si el contagio regresa una vez que las personas retomen su trabajo".

A su vez, menciona que el paralelo más cercano fue la pandemia mundial de influenza de 1918-20, la cual "se estima que ha causado un crecimiento negativo del 6% en el país típico".

Robert Barro, macroeconomista y profesor en la Universidad de Harvard, predice que "parece probable una fuerte recesión, con una caída a corto plazo del PBI de quizás un 20% (sobre una base anual)".

"El factor crítico es cuánto dura esto. Una recuperación aguda en forma de V es plausible una vez que el virus esté contenido. En ese caso, la contracción completa puede ser solo del 10% a 15% del PBI de un año completo", aporta por email a este diario.

En su informe "Lecciones de la gripe española y los efectos potenciales del coronavirus", el profesor asegura que la Gran Pandemia de Influenza (conocida popularmente como la gripe española) parece ser la mejor guía histórica para el peor de los casos aplicable a un virus contagioso. "La tasa de mortalidad promedio en 1918-20 fue de 2,1% de la población de entonces, basada en 48 países. Ese sería un resultado terrible hoy en términos de muertes, más de 150 millones de personas. La fuerte respuesta de cerrar gran parte de la economía y, por lo tanto, disminuir la propagación de enfermedades, debería producir un mejor resultado para la salud, aunque posiblemente a costa de una mayor pérdida del PBI", asegura.

En 1918-20, la contracción fue de alrededor del 6%, aunque sostenida durante un par de años, lo que corresponde a una pérdida de aproximadamente el 12% del PBI de un año. En aquel entonces también hubo cierre de escuelas, prohibiciones de reuniones públicas y cuarentena, pero más débiles que las actuales. La pandemia terminó con la vida de entre otros, de Frederick Trump, el abuelo del actual presidente de los Estados Unidos.

A su vez, en 1918-20, las altas tasas de mortalidad se concentraron entre los países más pobres: África Subsahariana, India, Guatemala e Indonesia. "Probablemente esto se deba a los sistemas de salud pública poco desarrollados y al peor desarrollo económico en general. Es probable que hoy se aplique un patrón similar. En la Argentina, la tasa de mortalidad por gripe en 1918-20 fue del 0,33%, muy por debajo del promedio", remarca Barro.

Alfredo Coutiño, economista s enior y director para América Latina de la agencia de evaluación crediticia Moody's, pronostica una recesión de la economía mundial, con prácticamente todas las regiones reportando contracción económica. Pero considera que la probabilidad de que esto no se prolongue como depresión está fundamentada en que la epidemia va a llegar a su pico a mediados de año y después empezará a disminuir como resultado tanto de las medidas sanitarias tomados por los países, así como también por la medidas económicas para mitigar el impacto económico, lo cual en conjunto hacen prever que la caída económica será de corta duración para 2020.

"En términos de crisis del pasado con un componente de epidemia tenemos la más reciente en 2009, cuando la aparición del H1N1 se juntó con la crisis financiera global. En ese entonces la epidemia duró ocho meses de enero a agosto, la economía mundial cayó en recesión y eso en conjunto agravó la crisis financiera mundial. La diferencia es que en aquella crisis, no se produjo una paralización de la economía global, por lo cual se anticipa que la caída económica va ser más profunda en esta ocasión", argumenta.

La diferencia principal en esta crisis es que la mayor parte de la paralización mundial se debe a la pandemia y no tiene un componente de crisis financiera como en 2009. Otra diferencia es que sumado a la pandemia se agrega la guerra de precios del petróleo y una caída generalizada en el precio de las materias primas. "Ahora los países tienen menos margen de maniobra en términos de política económica y recursos disponibles, ya que en 2009 la economía mundial venía de una época de bonanza en las materias primas, lo cual había generado muchos recursos y ahorros en los países productores. Esos ahorros no existen en esta ocasión", expone.

El experto en América Latina cree que esta será una de las regiones más golpeadas por el impacto de la pandemia, ya que se encuentra menos preparada, con una debilidad económica, y con una alta dependencia de las materias primas. A ello hay que agregarle que los sistemas de salud pública en la región no cuentan ni con la tecnología ni con los recursos médicos y de infraestructura para lidiar con la aceleración de las infecciones. "La caída económica latinoamericana será lideraba por Brasil, seguido de Chile, la Argentina, México, Perú y Colombia, entre los grandes", vaticina.

"Es la muerte, estúpidos"

La economía pasó a segundo plano, al igual que las libertades individuales. Ambos pilares de la sociedad norteamericana fueron derrotados por un enemigo invisible. El confinamiento obligatorio rige en muchos de los estados, hay toque de queda en algunas ciudades por las noches, y gran parte de la economía está parada.

Hasta que la pandemia llegó a estas fronteras, la tasa de desempleo en Estados Unidos era del 3,5%. El departamento de trabajo reportó que en las últimas dos semanas de marzo, unas 9 millones de personas se anotaron para recibir el seguro de desempleo. Se estima que la tasa hoy ronda el 13%. Si en un mes subió 10 puntos, no es descabellado entender que los economistas imaginen un escenario similar a la gran depresión, cuyo pico de desempleo fue del 24,9%.

Las cifras se comprueban a diario y en cualquier industria, sobre todo el turismo y entretenimiento. Las aerolíneas perdieron el 95% de pasajeros comparado con un año atrás. El domingo 5 de abril pasaron por la seguridad de los aeropuertos del país 122.000 personas, mientras el mismo día, un año atrás, eran 2,46 millones de personas. Las aerolíneas, en la crisis del 11 de septiembre, tardaron 22 meses en alcanzar el número de pasajeros previos al atentado a las torres. Números similares seguramente se repliquen en la hotelería.

La industria de restaurantes de Estados Unidos también está en terapia intensiva. La publicación especializada en comida Eater fue contundente en su artículo "Restaurants are fucked." ("Los restaurantes están jodidos a menos que reciban un rescate"). Open Table, el sistema de reservas online para salir a comer, tiene prácticamente cero reservas en ciudades como Los Ángeles, Chicago y Nueva York.

La Asociación de Viaje de Estados Unidos, fuerza que reúne más de 1100 actores de la industria, que mueve US$2,6 billones proyecta que la economía de EE.UU. entrará en una recesión al menos dos trimestres con el punto más bajo en el segundo trimestre de 2020. La pérdida para los próximos dos meses prevista es del 78%. Números críticos. Todo a costa de salvar vidas.