Cuál es el precio del "dólar cuarentena": no lo ven atrasado pero preocupa la brecha con el blue
Por la pandemia, los países vecinos devalúan. Brasil lo hizo 25% en dos meses. Y la brecha no cede de 70%. El colchón de competitividad se va agotando.
¿Cuánto cuesta el dólar en la Argentina? ¿Acaso el oficial tendría que estar en $ 127 como en el mercado informal del blue? ¿Debería acercarse más bien a los $ 90 del dólar que se habilita de a raciones de US$ 200 al mes? ¿Quizás seguir al contado con liquidación ($ 122) que operan los inversores avezados para dolarizarse y girar la plata al exterior?
Lo cierto es que los economistas dicen que en torno a $ 67 el dólar mayorista, el que mueven los grandes jugadores, hoy está lejos de cargar con un atraso galopante como en otras épocas. De hecho, está en un nivel todavía razonable, aseguran. Aún cuando ya se haya evaporado buena parte del colchón de competitividad que se había generado.
De acuerdo al Indice de Tipo de Cambio Real Multilateral del Banco Central, un reflejo de qué tan caro o barato está el peso en relación a las monedas de los principales socios comerciales del país, la competitividad está en niveles similares julio de 2019, justo antes de las PASO.
Y según advierten en el mercado, va camino a deteriorarse rápidamente en un momento en que los vecinos devalúan agresivamente en medio de la pandemia y la brecha genera presiones que se vuelven cada vez más difíciles de gobernar (vía la influencia en las expectativas de devaluación y un eventual traslado a los precios, por ejemplo).
La última encuesta del Banco Central mostró que el promedio de los analistas espera que para fin de año la cotización estará en unos $ 85 aunque hay quienes creen que sería oportuno "deslizarlo" más rápidohacia $ 95 (con una inflación esperada para 2020 de 45%).
En el año sube 12,5 % contra 65 % de los dólares alternativos. Anticipan que llegará a $ 120, arrimándose al precio del blue hoy, pero recién a fines del 2021. Claro, un escenario de default en el medio puede cambiarlo todo.
Con esa incertidumbre al acecho, la brecha se expandió (80 %). En abril la liquidación de divisas del agro estuvo casi 20% abajo del mismo mes de 2019. Como remarcan en Consultatio, el Banco Central tuvo que vender poco más de US$ 500 millones, cuando es un momento del año en el que compra un promedio de US$ 950 millones (excluyendo el año 2018, impactado por la sequía). Esta inquietud por una plaza que se seca de divisas explica la ola de regulaciones recientes para calmar al dólar libre.
Como si fuera poco, el contexto de la pandemia, irónicamente, nos aísla. Fernando Marull, de FMyA, lo explica bien: "Desde que empezó la crisis del coronavirus empezó un proceso de salida de capitales de los mercados emergentes. En los últimos dos meses el real brasileño se devaluó 25% y el peso mexicano, 22%. ¿Cuál fue el impacto en la Argentina? Los inversores también piensan que el dólar debería valer más. El precio oficial, con cepo, subió en ese período 8% y el contado con liqui, 46%. Parte de la suba del contado con liqui está explicada por las devaluaciones de los emergentes. El resto, somos nosotros".
¿Un dólar atrasado?
Para Camilo Tiscornia, Director de C&T Asesores Económicos, "Perdimos bastante en los últimos meses con relación a los socios comerciales. Incluso si no se movieran los tipos de cambio, sólo por la inflación. Cuando tomás estos parámetros de competitividad estás más abajo, algo así como un 7%, de lo que llegaste a tener en algún momento del año pasado, pero claro, el año pasado fueron las elecciones. Todavía estás como un 20% arriba de lo que fue el promedio de la parte tranquila de Macri, 2016-2017, o sea, que no estás tan atrasado con el dólar oficial todavía. El problema es que vas perdiendo competitividad muy rápido y no creo que el gobierno esté pensando en soltar mucho el tiempo de cambio porque es la principal herramienta que tiene para controlar la inflación".
Matías Vauthier, director de Eco Go, coincide en que "el tipo de cambio oficial hoy en términos de competitividad, no luce atrasado. Está en niveles de 2010 cuando la economía todavía tenía superávit externo. Argentina hoy no tiene un problema por ese lado, más allá de la inflación, que está anestesiada en estos últimos meses por factores puntuales, pero se viene comiendo la competitividad y obligando a seguir deslizando. Pero no parece haber un gran atraso. Si uno lo compara con la brecha, que tiene metida otros factores, es distinto. Pero despejada la incertidumbre de la deuda, con un programa creíble y una vez que se empiecen a levantar las palancas de la economía, parece consistente. Obviamente en la foto. Después en la película es otra cosa".
También es cierto, valga el baño de realidad, que en este contexto de debacle económica global, una ganancia de competitividad vía devaluación, aún de ser necesaria, podría derivar pocos beneficios, como señala Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina.
"El real se depreció 40% en el primer cuatrimestre del año. Ahí nosotros nos quedamos desfasados, más pensando que ellos casi no tienen inflación y en abril habrían tenido quizás deflación. Entonces habría que subir el dólar para seguirle el paso al real en términos teóricos. Pero, en este contexto, la pérdida de competitividad no es tan preocupante. Las exportaciones van a caer inevitablemente más allá de la cuestión de la competitividad, con lo cual una devaluación en la Argentina en este contexto general te generaría más inflación y no te reportaría una ganancia por el lado exportador."
El economista Amilcar Collante hace hincapié en otro punto central: con default, habrá menos espacio para "retoques" y cualquier ajuste deberá ser más brusco. "En niveles pre PASO, el colchón de competitividad se perdió por el efecto doble de un tipo de cambio nominal cuasi fijo y que el resto de los países con los que comerciamos (especialmente Brasil) depreciaron sus monedas. Antes de la PASO ya veníamos atrasando, era la estrategia para llegar a la elección.El punto para ver el nivel es si estás en autarquía. Sin financiamiento, el salto tiene que ser bastante mayor a una situación en la que arregles la deuda y esté la posibilidad de descomprimir la parte financiera . En este segundo escenario (una vez despejado lo de la deuda) sería una devaluación real de 8%".