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 La Nación - Economía

Cómo se calcula y de cuánto es la inflación, según la expansión de la moneda

De acuerdo a la teoría cuantitativa del dinero, la cantidad de moneda M, tomando en cuenta la velocidad con que se usa ese dinero V, es igual a la inflación o nivel de precios P multiplicada por la cantidad de transacciones T. Comúnmente se usa el producto bruto interno (PBI) para representar las transacciones, que aproximadamente -según el sector- son el doble del PBI.

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Comentar (0) Me gusta Me gusta Compartir E-mail Twitter Facebook WhatsApp Guardar 10 de junio de 2020  • 03:16

De acuerdo a la teoría cuantitativa del dinero, la cantidad de moneda M, tomando en cuenta la velocidad con que se usa ese dinero V, es igual a la inflación o nivel de precios P multiplicada por la cantidad de transacciones T. Comúnmente se usa el producto bruto interno (PBI) para representar las transacciones, que aproximadamente -según el sector- son el doble del PBI.

MxV = PxT

Despejando el nivel de inflación y considerando T=PBI, nos queda que P = (MxV) / PBI donde "x" es el signo de multiplicación y "/", de división. Esta ecuación se suele representar en logaritmos, y refleja entonces la variación porcentual de los precios, es decir la inflación.

Para representar la cantidad de moneda tomaremos el indicador M2, el cual se obtiene sumando el dinero en circulación, los depósitos de los bancos en el Banco Central, los depósitos en cuenta corriente y finalmente, los depósitos de ahorro. Este es el dinero que se considera transaccional y es el que está más ligado a las operaciones económicas. No incluye los plazos fijos ni otras formas de inversión financiera que darían el M3 u otras formas de definición monetaria.

Para la velocidad del dinero V, consideramos las veces que M2 gira en relación al PBI, es decir, de qué manera se mueve ese dinero transaccional en el país. M2, en relación al PBI, gira alrededor de 10 veces por año. Esto es porque, a abril de 2020, M2 es de $ 2.792,723 millones y el PBI del año 2020 es 10 veces mayor: alrededor de $ 30.000.000 millones. Para calcular esta tendencia, hemos dividido la variación anual de M2 por la multiplicación del PBI, variación anual y el índice anual de precios. Para poder tener alguna referencia al pronóstico, consideramos a esta V como la función de la variación anual del producto, ya sea expansión o recesión, debido a que las recesiones -sobre todo cuando son muy fuertes- implican una disminución de la velocidad de circulación por la falta de demanda del público.

Para la Actividad hemos considerado las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), pero con la versión -para tenerlo por mes- del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE). Para este movimiento de la actividad hemos tomado la versión de variación anual, que ahora está considerando una recesión, según nuestro indicador Indicé General de Actividad (IGA-OJF). En mayo de 2020 estamos calculando una recesión estimada de -18 % sobre mayo del año anterior.

Finalmente, como para algunos períodos no tenemos las cifras del Indec, para el índice de inflación "P" consideramos la inflación de Estudio OJF, que son casi idénticas a las cifras oficiales del Indec, salvo por los períodos en que éste no ofrece datos. Cuando decimos P, nos estamos refiriendo al Índice de Precios al Consumidor y, en este trabajo, a la tasa de variación anual de dichos precios minoristas.

Realizadas las ecuaciones y sustituidas las variables, según la explicación que hemos dado, las diferencias entre la inflación anual observada y la calculada por M2 son las que pueden verse en el gráfico, es decir siguen las tendencias de la inflación observada. Hay algunas diferencias, pero se compensan en el tiempo. Sin embargo, hay que tener presente que esta forma de calcular las distintas variables se cumple siempre. Eso significa que, si las variables pudieran estar correctamente definidas, es una verdad que se llama tautológica.

Por la gran recesión que tenemos en este momento, se está observando una inflación baja que ha estado en el orden del 1,5% mensual o 45% anual, si se toman los últimos 12 meses de inflación. Pero ahora se está registrando un cierto aumento de M2, producto de que la recaudación de la AFIP es menor que la tasa de inflación (o sea, la recaudación cae en términos reales) al mismo tiempo que los gastos del Gobierno crecen mucho en términos de inflación. Tal es así que calculamos un déficit fiscal primario del Gobierno nacional, antes del pago de intereses de la deuda del 4,5%- 5% del PBI para 2020, un número muy grande. Esta diferencia se cubre con distintos formatos de emisión monetaria.

¿Por qué no se da, al mismo tiempo, este aumento del nivel de precios con el incremento de la cantidad de dinero? Por la pandemia o cuarentena decretada por el coronavirus; por la gran recesión que implica con una caída de la producción industrial del 34% entre abril de 2020 y 2019, según el Indec; por los controles de precios; las tarifas congeladas; y precios que no han variado como el de la nafta y otros combustibles.

Pero como los medios de pago, según su definición de M2, están creciendo a un ritmo del 89,8% anual en mayo de 2020 respecto de mayo de 2019 y con cifras similares para la variación abril de 2019 y 2020, ¿qué pasa que no se registra este impacto en la inflación? Esta reacción es producto de la gran recesión que se observa.

¿Qué tenemos que esperar para el futuro? Que el Banco Central tenga que ejercer una gran compensación de liquidez y que, de todas maneras, al ir saliendo de la recesión, se dé un incremento de inflación.

¿A cuánto podría llegar para fin de año? Estimamos que la inflación minorista podría calcularse cerca del 54% anual entre diciembre de 2019 y 2020. Es una cifra razonable para un déficit fiscal primario de 4,5/5% del PBI. Esperemos que así sea, pero requerimos que el BCRA haga su trabajo de absorción de la gran liquidez que hay actualmente.