Colapso esquizofrénico de Wall Street en volatilidad vertical: bienvenidos al nuevo mercado canguro
Días atrás un cliente me hizo un comentario que describe perfectamente la locura a la que nos llevó este bendito virus que no se quiere ir nunca de nuestras vidas. Me dijo: “Este mercado no es ni un bear market, ni un bull market, esto es algo nuevo que se podría definir como un kangaroomarket o en criollo: mercado canguro”. Un bear market es un mercado que en promedio baja siempre, de ahí la relación con el oso, en el sentido que este último ataca de arriba hacia abajo. Un bull market es un mercado que en promedio sube siempre, de ahí la relación con el toro, en el sentido que este último ataca de abajo hacia arriba.
Y ahora, en esta nueva e incontrolable locura que nos toca presenciar, tenemos a un mercado no visto antes, “el nuevo mercado canguro”, en el sentido que un jueves te baja 5% y un viernes te sube otro tanto ejecutando la danza del miedo en volatilidad bipolarmente vertical. Absoluta locura bipolar de un mercado que permanentemente convive con dos shocks históricos no visto antes y con sentidos bestialmente opuestos. Primero, un misil monetario que en magnitud y velocidad de implementación no tiene un sólo precedente en la historia de la humanidad. Segundo, un shock real cuyos impactos al día de hoy nadie puede predecir con mínima certeza aceptable. Los “bulls” se aferran del estímulo monetario para seguir comprando. Y los “bears” de vez en cuando, le recuerdan al mundo que este es un shock real sin un sólo precedente histórico como por ejemplo ha sido el pasado jueves con un VIX saltando nada más y nada menos que 50% en un par de horas y un S&P cerrando más de 5% negativo como si no hubiese un mañana. A esto hay que sumarle algo muy propio y excluyente de esta crisis: un día el S&P puede estar tranquilo y sin embargo en ese mismo día se puede observar una feroz heterogeneidad en la performance intersectorial del mercado de équity norteamericano, como fue el pasado martes y miércoles, predictores quizá de la sangría que vino el jueves. En esta crisis hedgear con puts de S&P puede funcionar muy mal, caso que es bastante atípico.
Queda la sensación de que todo participante del mercado entiende que ésta bien puede ser la burbuja más enorme que jamás haya existido, alimentada por los principales bancos centrales del planeta porque no sólo la Reserva Federal de USA está emitiendo a mansalva. También se le suman Japón, Europa, China, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, por citar algunos más. De esta forma, esta fenomenal orgía monetaria ha planteado un “juego de la silla” en donde nadie quiere perderse la fiesta pero a la vez, ninguno quiere ser el último en pagar la luz. De ahí entonces, un mercado que ante el mínimo estornudo desarma posiciones armagedónicamente como lo hizo el pasado jueves sin una noticia trágica lo suficientemente relevante como para originar semejante caída global en équity. Los próximos días dirán si esto fue sólo un estornudo de adolescente nervioso y volvemos a reflacionar como si nada o si ahora el mercado comenzará a marcar cada vez más la chancha entre empresas de calidad y empresas que han quedado devastadas por el impacto de la pandemia.
Al cierre de la semana pasada, en el intradiario, el VIX llegó a cotizar sobre los 40 puntos. Dicha cotización fue equivalente a la alcanzada en 2010 con la locura que implicó la crisis de deuda Griega y en 2011 con la otra locura que originó la crisis de deuda europea conocida como crisis PIIGS. De esta forma, esto permite poner en perspectiva histórica lo acontecido en el bestial jueves pasado para un mercado que venía raleando incontrolablemente desde hacía unos 10 días y casi en forma discontinuada desde el 23/3/2020, fecha en la que el S&P hizo mínimos. Este nuevo “bull market” o corrijo mejor, “kangaroomarket” atrajo a mucho retail de manos blandas comprando compañías casi en bancarrota, por lo que la semana pasada fue un semana de ventas de jugadores con muy poca convicción y experiencia. La pregunta es cómo sigue esta obra del terror.
En el corto plazo definido como los próximos meses hasta la elección norteamericana, todo es posible. El mercado bien puede alcanzar nuevos máximos bajo el paradigma de emisión infinita y reflación permanente instaurado por el siempre presente PUT GRATIS de la Reserva Federal o también puede decidir entrar en corrección fuerte con días verticales como el jueves pasado. Wall Street nunca dice la verdad, Wall Street es una industria basada en historietas mentirosas que se reciclan todo el tiempo. Veremos si en esta semana que comienza andan con ganas de revolear mentiras positivas de manera que el rally reflacionario continúe o si andan con ganas de revolear mentiras negativas para que esto entre en severo estado de corrección y comprar más abajo.
Por lo tanto, mantener posiciones de équity en este nivel de locura obliga a definir un escenario a 18 meses vista y bancar una parada que para bulls y bears será despiadadamente ácida y verticalmente volátil. Si en dicho escenario uno cree que economías como las de USA, Japón, Europa, Australia, Canadá, Nueva Zelanda, China, se recuperarán razonablemente pues bien, habrá entonces que estar comprado en équity de calidad y bancar todo el lastre que seguramente vendrá en este tiempo.
Si por el contrario, el escenario es uno gris con un virus cambiando “para siempre” al mundo entero tal cual lo conocemos, habrá que estar cash o short con todo lo que implica la última decisión: shortear a este mercado es apostarle en contra a la máquina infinita de emitir dólares, la poderosa Reserva Federal de USA. Lo actuado por este mercado tanto a la suba como a la baja describe a un entorno de enfermedad crónica con distorsiones en la alocación de recursos jamás vista antes. Es tanta la emisión y es tanta la incertidumbre que se nos viene encima, que es imposible definir con mediana precisión cuánto valen las cosas. Es probable que la reflación termine de alguna forma predominando pero llegó el tiempo entonces de prenderle una vela al canguro vertical que se apropió de este mercado demencial e insoportable que tenemos en frente. Tener un put protectivo bien out of the money, no es mala idea, por si acaso.