Aseguran que la economía tiene activos libres de la incertidumbre electoral
Un dólar competitivo, menos déficit externo, mejora fiscal, precios relativos ajustados, más energía y provincias solventes ayudan al panorama de mediano plazo
Sergio Galván, economista jefe del Banco Santander Rio ayer en Madrid
La Argentina no debería esperar mucho de la economía en 2019. Es año electoral y todos los cañones del gobierno están puestos en acotar lo máximo posible la volatilidad del tipo de cambio. Tampoco puede proyectar demasiado el futuro, porque el recambio de gobierno de diciembre actúa como un muro que impide mirar mucho más allá. Pero hay factores que si se pueden computar, y son los activos y pasivos con los que empezará la gestión del próximo presidente, ya sea Mauricio Macri o quien se imponga en los comicios. Esta es la visión que transmitió Sergio Galván, economista jefe del banco Santander Río, al exponer ayer en Madrid, en el transcurso del encuentro en el que todos los años la entidad financiera pasa revista a su desempeño en América Latina.
Entre los elementos que ayudarán a mejorar el mediano plazo, Galván computó el tipo de cambio competitivo, el menor déficit externo, las cuentas públicas en camino al equilibrio, los precios relativos ajustados, recuperación de la producción energética, provincias con mayor solvencia fiscal y una economía más integrada al mundo. La cuenta de los pasivos no es menor: hay que encarar una gestión de la deuda pública que la haga más sostenible a largo plazo (las necesidades de financiamiento de 2020 son estimadas en u$s 8000 millones, una cifra manejable); desactivar la nominalidad tasas-dólar-inflación; recuperar la capacidad de inversión del sector privado; obtener mayor productividad a nivel país; trabajar para lograr una baja efectiva de la presión impositiva y alcanzar una baja del costo del capital, que hoy tiene como piso el elevado riesgo país de la Argentina.
La exposición de Galván formó parte de las actividades del XVIII Encuentro Santander América Latina, realizado en Casa de las Américas. Alejandra Kindelan, la directora de Estudios y Asuntos Públicos del grupo Santander, se encargó de dar una visión global, y luego fue el turno de los economistas del banco de las filiales de la Argentina, Brasil, Chile y México.
Galván repasó previamente algunos indicadores locales: reveló que esperan una variación negativa del PBI de 0,5%, inflación de 39% y un tipo de cambio a fin de año de $ 52. Un punto en el que hizo hincapié fue la poca confiabilidad que se ganaron los "pronósticos expertos", la expresión con la que se refirió a los 50 estudios, consultoras y bancos que participan del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que procesa el Banco Central. "Los economistas perdimos capacidad de anclar expectativas, porque empezamos el 2018 estimando un crecimiento de 3% y terminamos con una caída superior a 2%", remarcó. La crisis cambiaria y la magnitud de la devaluación no estaban en los planes de nadie, y por eso los agentes económicos empezaron a reaccionar a la defensiva, defendiendo su stock de productos con aumentos de precios.
Kindelán destacó en su intervención que el mundo crecerá menos de lo que sería deseable. Pero lo bueno es que la inflación aparece más contenida, por lo que no cabe esperar aumentos de las tasas. No ven factores que apunten a una recesión ni que se estén incubando burbujas. Lo que sí hay que calibrar es el impacto final de la guerra comercial entre China y EE.UU. y lo que suceda finalmente con el Brexit.
Mauricio Molan, de Santander Brasil, subrayó que la gestión de Jair Bolsonaro necesita tomar envión, porque debe resolver problemas como una alta presión tributaria y cuentas desequilibradas. Por eso se volvió tan relevante la chance de que se apruebe la reforma previsional, porque enviará al mercado la señal de que el gobierno hará los ajustes que necesita hacer.