La larguísima recesión que nos espera. JP Morgan: "Latinoamérica deberá esperar a 2022 o más para revertir la caída"
Hace meses ya que muchos sectores de la economía norteamericana dejaron de descontar una recuperación en “V”. Por citar dos sectores que denotan esa dinámica tenemos a los bancos en USA y al sector de energía, ambos muy pero muy lejos de estar anticipando una recuperación rápida. Esta crisis tiene como característica casi excluyente relativa a otras, el hecho de que sus impactos son enormemente heterogéneos entre distintos sectores, razón por la cual mas que nunca probablemente se observan claros ganadores y perdedores.
Con la casi excluyente excepción del sector tecnológico, la casi totalidad del resto lejos está de anticipar una recuperación rápida. Por esta razón, la dinámica del SPY marcando nuevos máximos y un VIX que ya coquetea con el “20” se han tornado muy engañosos. Los nuevos máximos del SPY dicen poco para un universo intersectorial que en el mejor de los casos viene respetando rangos desde hace casi un largo mes y medio. Sólo un sector casi en exclusividad sigue traccionando al SPY y ese sector es el tecnológico, lo cual a su vez empieza ya a sonar como “irracionalmente exuberante”. El mercado de équity en USA perdió total conexión con la economía real y ya sus señales no significan nada a los efectos de anticipar dinámicas en la economía real. El mercado a observar es el de bonos, en especial los bonos largos en USA con una tasa de 30 que a pesar de sus saltos de corto plazo está condenada al estancamiento.
Hace semanas ya que el mercado siguió intensificando una dinámica que comenzó a delinearse en las primeras semanas de la recuperación desde mínimos por fines de marzo 2020. Metales preciosos, posiciones en équity tecnológico y en bonos bien largos del G10 son claramente las decisiones que se vienen tomando en esta dirección y que significan un mercado internacional que viene dándonos un veredicto: no habrá un caos en “depresión económica” pero el mundo deberá digerir la recuperación de la pandemia en cámara lenta. De esta forma, resulta muy razonable seguir imaginando un mundo al revés por larguísimo tiempo, con emisiones monetarias y de deuda soberana del G10 en niveles bíblicos. Probablemente se nos vienen varias tandas de QE en los principales países del mundo, una parte corta de la curva soberana de tasas en cero por varios años hasta que la economía global pueda neutralizar definitivamente esta pesadilla que nos toca vivir. Eventualmente, es probable que la sanación ocurra pero va a ser un proceso muy largo y doloroso. Ningún país del planeta podrá augurar recuperaciones mágicas ni rápidas.
Y una pregunta que el mercado probablemente comience a hacerse en breve es si la “exuberancia del équity tecnológico” va a descansar por un rato al menos hasta saber los resultados de las elecciones en USA. Al ritmo al que viene este mercado y mas aun con VIX y VXN ignorando los riesgos que se nos acercan, parecería que los mercados dejan la sensación de “demasiada complacencia” a la luz de todos los problemas no resueltos en la economía global. Y en ese entorno de incertidumbre y si dicha corrección eventualmente ocurriese, será interesante comparar la dinámica del équity tecnológico contra los sectores rotos. Si la corrección se diese, ¿será este mercado tan heterogéneo a la baja como lo fue a la suba? ¿Tendrá el mercado la capacidad de diferenciar aquéllos sectores que ralearon versus los que no lo hicieron?
Y en esta coyuntura de ganadores y rezagados resulta oportuno plantearse la dinámica a esperar en mercados emergentes. Brasil por ejemplo, uno de los emergentes mas grandes que tienen a disposición los mercados globales ha sido hasta la fecha uno de los peores performing en su espectro relativo. Con un EWZ que durante la semana pasada quebró los “30” e independientemente de los rumores locales referidos a la salida o no de su actual Ministro de Economía, parecería que Brasil es un ejemplo clásico del dolor relativo que los emergentes deberán sufrir como consecuencia de la pandemia. Con muchísimo menos espacio para hacer política monetaria activa y política fiscal expansiva, sumado a mercados de deuda que no tendrán las misma complacencia que con soberanos del G10 se comienza a definir una dinámica en donde los emergentes eventualmente terminarán recuperándose pero a un ritmo probablemente lentísimo y siempre dependientes de los rebotes que seguramente ocurrirán desde Asia. La buena noticia es que la recuperación ocurrirá, la mala noticia es que la sanación llevará años, muchos años. Un letargo estable es lo menor que le espera a este asset class a nivel de economía real.
JP Morgan: "Latinoamérica deberá esperar a 2022 o más para revertir la caída"
Luis Oganes, jefe Global de Investigación de Monedas, Commodities y Mercados Emergentes del banco de inversión JP Morgan estimó que Latinoamérica no va a llegar a recuperar el nivel de actividad previo al shock del coronavirus, sino hasta 2022. Espera una contracción económica de 9% para la región y de dos dígitos en el nivel de actividad para Argentina.
Estimó que el sector privado será el que motorizará la recuperación y alentó a que se inicien reformas estructurales en el país para hacer que las inversiones privadas sean rentables y de esa manera salir antes de la crisis.
En el marco del 37° Congreso Anual del IAEF, el especialista destacó su perspectiva para las contracciones económicas globales este año.
El Covid generó un cataclismo económico global con caídas del 12% para el primer trimestre, seguido del 20% para el segundo trimestre. En la segunda mitad del año veremos una recuperación importante del 31% en el tercer trimestre y 4% en el segundo. Sin embargo, tal recuperación no va a lograr compensar la caída en la primera mitad del año, es decir, que la recuperación va a ser insuficiente. Algunos países van a poder remontar la caída durante 2021, aunque estimamos que en Latinoamérica va a tener que esperar hasta 2022 o después para revertir la caída, estimó.
Divorcio entre mercados y economía
El hecho de que el S&P500 se encuentre en máximos históricos, vuelve a poner en el centro de la escena la divergencia que existe entre los mercados y la economía. Es que mientras la economía real sufre producto de la recesión generada por el coronavirus, las acciones evidencian subas importantes. El S&P500 ya se ubica en máximos históricos junto con el Nasdaq, mientras que el Dow Jones recuperó el 80% de la caída vista en el primer trimestre del año.
Oganes sostuvo que efectivamente hay un divorcio en los mercados y la economía: El apoyo de los bancos centrales del mundo, con fuerte tasas de interés nominales y reales cercanos a cero (e incluso negativos) ayudaron a que mercados de bonos y acciones suban fuertemente. Si bien el divorcio resulta difícil de entender en una primera instancia, al analizar la liquidez tan abundante que existe en el mundo, al final resulta posible explicar la importante suba de los mercados".
"El hecho de que las tasas de interés se mantengan bajas sugiere que los bonos corporativos y accionarios pueden mantenerse firmes dado el exceso de liquidez", señaló .
Riesgos a vigilar
Entre algunos de los riesgos sobre los que alertó el especialista en su exposición, remarcó que un posible rebrote de contagios se muestra como uno de los factores clave a vigilar.
Vemos que la pandemia todavía no pasó y en muchos países se están viendo olas de contagios, por lo que la recuperación económica podría ser interrumpida o bien dilatada en el tiempo. Además hay temas de inflación en algunos países que esta generando preocupación y que los bancos centrales puedan revertir la baja de tasa de interés para enfrentar dicho contexto. Sin embargo, nuestro escenario base es que las tasas se mantendrán bajas y recién a 2022 podemos ver una suba de tasas modestas, dijo Oganes.
También recordó otro factor como son las elecciones presidenciales en EE.UU., que tendrán lugar en noviembre próximo. Generalmente, un año eleccionario suele tener una mayor volatilidad que los años no eleccionarios, más todavía contemplando que se tratan de elecciones presidenciales.
"El resultado de las elecciones pueden tener impacto sobre el mercado. Creemos que si gana Biden, quien promete recortar parte de la política de impuestos llevada por Donald Trump, puede afectar a los mercados. Sin embargo, desde el lado positivo, creemos que si gana el demócrata, la política exterior va a ser más constructiva y con menores conflictos geopolítico con China. No queda claro que el resultado de las elecciones generen un sesgo hacia arriba o hacia abajo. Mientras que la Fed mantenga tasas bajas será bueno para los mercados", sostuvo.
Perspectivas económicas para Latam
En cuanto al impacto en Latinoamérica, Oganes remarcó que la región ya venia con 5 años de crecimiento bajo antes del Covid-19 y que este shock encuentra a Latam muy complicada desde el lado económico, al que se le suman problemas sociales y políticos
Opinó que la recuperación que viene va a ser la más dilatada respecto de emergentes y respecto a los países desarrollados: "Esperamos una caída de 9% de PBI en Latinoamérica. Sin embargo, casos como México, Perú y Argentina van a tener contracciones de 2 dígitos en 2020. En esa línea, creemos que la recuperación en 2021 va a ser insuficiente para que la producción vuelva a niveles previos al shock".
"Sería bueno que tras esta crisis se avance en la posibilidad de encarar reformas estructurales para que hagan más atractivo la inversión del capital privado. Creemos que el déficit fiscal que dejará el coronavirus en las economías va a ser muy alto, por lo que es esperable que, para bajar el déficit, los Gobiernos deban reducir gasto y hasta subir impuestos. En otras palabras, el crecimiento va a estar promovido por el sector privado y si el gobierno lo entiende, el crecimiento económico va a ser más rápido", señaló.