Canje y dólar: el Central suma poder de fuego para achicar la brecha cambiaria y usará las reservas para defender "el modelo productivo"
El BCRA decidió ingresar al canje de deuda que orquesta Martín Guzmán, por lo que dispondrá de bonos para intervenir en el mercado del dólar financiero.
Miguel Angel Pesce, presidente del Banco Central.
El Banco Central decidió ingresar al canje de deuda que organiza el Gobierno, en su versión bajo legislación local, con todos los títulos que posee. De esta manera, tendrá en su poder unos $ 13.500 millones en bonos con los que podrá intervenir en el mercado de dólares financieros para intentar achicar la brecha cambiaria.
Desde la autoridad monetaria informaron que el directorio del Central “aprobó ingresar al canje de deuda con legislación local, según el llamado realizado por el Ministerio de Economía mediante el anuncio realizado el 18 de agosto de 2020, con la totalidad de las especies elegibles en cartera de esta institución por nuevos bonos en dólares estadounidenses”.
La manera en que se podría usar esta herramienta para bajar, en caso de que se considere necesario, el dólar contado con liquidación y el dólar bolsa, y también el momento en que se haría, forma parte de la estrategia de la entidad a cargo de Miguel Pesce. Es por eso que no revelarán si lo harán ni cuándo.
El ensanchamiento de la brecha cambiaria, que se ubicó en la zona del 80%, es motivo de preocupación en el Gobierno. Con el achicamiento en estos días respiraron en los pasillos oficiales.
Si bien confiaban en que la suba del contado con liquidación se debía a que algunos inversores se estaban pasando a títulos para poder entrar al canje de deuda, y presionaban al alza en el precio de este dólar, recién en los últimos días pudieron sentir cierto alivio (que habrá que evaluar en las próximas semanas si es temporario o no).
De hecho, mientras el dólar oficial este jueves subió unos centavos (y también el blue), en sentido contrario el contado con liquidación, que había empezado la semana en un nivel de $ 135, cotizaba a $ 126,6. Se trata de una disminución de 1,4% en un día, con lo que en lo que va de la semana acumula una caída de 6,2%.
Federico Furiase, de EcoGo, calcula que el Banco Central tiene en cartera bonos por unos US$ 13.500 millones que hoy se confirman que entran al canje de deuda. La autoridad monetaria tendría dos opciones con estos títulos, razona el economista. Una sería venderlos para descomprimir la brecha cambiaria, y a su vez, sacar pesos del mercado.
“Otra alternativa sería si los bonos en dólares suben post canje (y baja el riesgo país ) y descomprime la brecha por esa vía, el BCRA podría vender parte de los bonos contra dólares para recomponer reservas netas sin expandir la base monetaria”, agregó.
En la consultora pxq, del economista Emanuel Álvarez Agis, identificaron una paradoja: calculan que el Central tiene unos US$ 15.000 millones que entran al canje, por lo que el poder de fuego en el mercado del tipo de cambio paralelo sería mayor al del oficial.
Es porque computan que de las reservas totales, al restar los préstamos que hay y dejar solo las netas, quedan unos US$ 10.000 millones, menos que el total en bonos que posee el Central.
Así, la autoridad monetaria, contará con una posición significativa en los títulos en dólares que serán las nuevas referencias del mercado de dólar bolsa y el contado con liquidación, evalúan.
El Central definió ingresar al canje de deuda bajo legislación local que lleva a cabo el equipo de Martín Guzmán. La operación, si bien cierra el 15 de septiembre, tiene un período de “aceptación temprana” en el que los tenedores reciben un valor mayor por título intercambiado. Ese plazo expira el próximo 1ero de septiembre.
En el Gobierno confían que habrá una masiva participación de los inversores locales. No es para menos: tras haber “pateado” para adelante los pagos de los títulos en dólares, se incluyó que quienes no ingresen recibirán un pago por sus bonos recién en diciembre de 2021.
En los 90, la convertibilidad que ató el peso al dólar estadounidense durante una década, generó un atraso en el tipo de cambio que destruyó gran parte del entramado industrial. La Argentina de los 90 financió la convertibilidad con la venta de empresas del Estado y con endeudamiento.
El país, a pesar de las inversiones en servicios no logró la competencia que necesitaba para producir más de lo que gastaba. El resultado fue catastrófico: antes de llegar a colapsar, la convertibilidad quebró también al sistema financiero y el dólar se disparó.
El dólar del año 2002, en una Argentina empobrecida, fue muy competitivo para las empresas que producían y exportaban. Para las que estaban endeudadas, para las que giraban remesas al exterior, la situación fue diferente.
La Argentina actual tiene otros problemas, pero el tipo de cambio, claramente no lo es. En todo caso, el problema es que faltan dólares y que la brecha entre el oficial y el dólar blue sigue siendo un punto de tensión.
Sin embargo, hay actores de la economía que quieren un tipo de cambio más alto. A esos actores ayer pareció responderle el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, cuando aseguró durante el evento del Congreso Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) que se realizó de forma virtual que "las estadísticas del tipo de cambio real multilateral demuestran que estamos con un dólar que no está atrasado, que es competitivo" y destacó la importancia de "evitar que este tipo de cambio se retrase". También destacó que está en contacto con diversas áreas del sector productivo y que no recibió ninguna queja de atraso del tipo de cambio.
El mensaje de Pesce es también una señal de lo que el Gobierno intenta plasmar: un país donde la producción local tenga una mayor participación. De hecho, Pesce da a entender que las reservas del BCRA, que hoy llegan a los 43.000 millones de dólares, están para defender el valor del peso.
Pero claro, si se toma el tipo de cambio actual, defender el valor del peso es tener como meta poner un foco en la industria para que vuelva a sustituir importaciones. En el Gobierno creen que esto es posible y que el actual tipo de cambio no necesita de una devaluación porque no genera más competitividad.
Lo cierto es que si bien Pesce dice que los sectores con los que habla no le piden una devaluación, lo cierto es que sí hay sectores que no verían con malos ojos que esto ocurriera. "Esos sectores son los que quieren licuar pasivos en pesos", dicen en otro sector del Gobierno.
En el caso de que la sospecha del Gobierno sea cierta, no menos cierto es que la preocupación de un sector del empresariado está vinculado a que la inflación, si bien está en baja, sigue siendo alta y por lo tanto, si no existe un acompañamiento del BCRA y el dólar se estanca, la competitividad de hoy se perderá.