Los dos caminos que puede tomar el nuevo programa de Argentina con el FMI
Un nuevo stand-by o un acuerdo de facilidades extendidas asoman como las dos alternativas por las que puede optar Argentina para afrontar sus obligaciones con el Fondo, pero cada uno tiene sus alicientes: mientras uno contempla menores exigencias, el otro otorga un cronograma de pago mucho más descomprimido.
Tras cerrar el capítulo de la deuda con acreedores privados, el Gobierno ya comenzó a entablar las discusiones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre el nuevo programa para refinanciar lo que le debe el organismo y dos caminos aparecen en el horizonte, con distintos plazos de pago, pero también diferentes exigencias a nivel macroeconómico.
Ecolatina estima que, descontando el pago de intereses previstos para noviembre, el monto de la deuda suman casi u$s 46.500 millones, de los cuales unos u$s 5000 millones vencen el año que viene entre capital e intereses, por lo que un acuerdo a principios de 2021 despejaría ese monto relativamente importante.
Pero el tipo de acuerdo que firme Argentina con el Fondo prevé el plazo para la devolución de la deuda, y según las alternativas disponibles hay bastante diferencia en los plazos. Por un lado, un nuevo stand-by (SBA, por sus siglas en inglés), que prevé plazos de entre 3 y 5 años, o, por otro, un acuerdo de facilidades extendidas (EEF), de 4,5 a 10 años.
Las mayores diferencias entre ambos tipos de contratos residen en los plazos y condicionalidades que exigen. Los SBA suelen limitarse a metas cuantitativas en materia fiscal, de deuda o de reservas, etcétera; mientras que los EEF exigen reformas más profundas de orden cualitativo, por lo cual prevé mayores plazos para la cancelación del préstamo dado que los frutos de los cambios tardan más en madurar, por lo que puede ir de los 4 años y medio a los 10.
Según cálculos de Ecolatina, un stand-by daría oxígeno hasta 2023 inclusive, pero en 2024 ya comenzarían los vencimientos importantes: ese año operarían u$s 9000 millones; en 2025, más de u$s 25.000 millones; en 2026, de casi u$s 15.000 millones, y terminaría en 2027 con un vencimiento de magnitud marginal.
En tanto, en caso de que se rubrique un EEF implicaría que los primeros u$s 5000 millones se paguen de forma gradual hasta 2024, y que el resto se abone entre 2025 y 2031 de forma bastante más repartida, sin que en ningún año se acumulen obligaciones con el FMI de más de u$s 10.000 millones. "Como el capital a devolver es igual en ambos casos, las cuotas del EFF son más relajadas que las del SBA", remarcó la consultora.
Desde la cartera de Guzmán resaltan que una de las pretensiones es la extensión de los plazos, pero que, respecto a las condicionalidades, al mismo tiempo se buscará trabajar "en un programa propio" que será parte de las negociaciones.
Economistas consultados por El Cronista coincidieron en que el Gobierno buscará tener que cumplir las menores exigencias posibles, pero que intentará alargar los plazos para la devolución, lo que implicará un necesario balanceo o trade-off.
"imagino que tratarán de balancear el trade-off entre menores exigencias para Argentina con una mayor extensión del plazo y ver cuál es el óptimo. A priori, un nuevo stand-by está difícil, pero no está claro. Creo que el Fondo va a tratar de no ser tan exigente con el ajuste. Los vencimientos tal como están son impagables", planteó Juan Ignacio Paolicchi, de la consultora EcoGo.
Por su parte, Esteban Domecq, de Invecq, considera que el objetivo del Gobierno es apuntar a un EFF con la menor condicionalidad posible en términos de reformas fiscales, tributarias, previsionales y laborales.
"Habrá que ver si el Gobierno cede políticamente esas reformas con tal de conseguir mayor plazo en la devolución del préstamo vigente. Ahora, si políticamente avanza hacia un EFF, puede haber una ventana de recibir una inyección de fondos adicional para recomponer reservas, lo que cual sería muy importante para la primera etapa del programa", dijo.
En tanto, Matías Rajnerman, de Ecolatina, ve más probable un Stand-By, dado las reformas que exige un EFF "no serían nada fáciles de pasar" para el Gobierno.
Déficit 2021
Argentina firmó 28 acuerdos con el FMI desde 1958, lo que da un promedio de uno cada 26 meses. La gran mayoría fue de arreglos stand-by (18), mientras que el único EEF fue rubricado el 31 de marzo de 1992, en el primer mandato de Carlos Menem, aunque el contexto económico era distinto, con una economía en recuperación y un esquema monetario como el de la convertibilidad.
En esta oportunidad Argentina se embarca en las conversaciones con la recesión de mayor magnitud de su historia y un déficit fiscal que este año llegaría al 8%, según las consultoras, y que el año que viene llegaría al 4,5%, según adelantó el ministro de Economía, Martín Guzmán, sobre el proyecto de Presupuesto 2021.
Para Domecq, la previsión del rojo fiscal primario del año que viene que anticipó el ministro de Economía, Martín Guzmán, es una cifra "muy ambiciosa", en contraste con el 7% que espera Invecq, mientras otros analistas ven la cifra más cerca de 8%.
"El punto es que si efectivamente terminamos este año con 7% de primario, el 4,5% del año que viene se va a buscar vía recomposición de la recaudación a medida que se se consolide la recuperación económica, con lo cual pareciera que prácticamente no habría esfuerzo fiscal", indicó.
Y agregó: "Desde mi punto de vista es muy riesgoso en término de estabilidad macroeconómica producto de que el frente monetario cambiario está transitando un equilibrio muy frágil. Creo que no hay mucho espacio para esquivar una convergencia mayor."