La recuperación de la economía a niveles prepandemia llevará hasta tres años. Economía estima un déficit primario arriba de 6% del PBI para este año
El dato surge de un informe de Deloitte. La mejora será más lenta en turismo, construcción e infraestructura. Incluso la agroindustria, que siguió operando, tardará un año en tomar el ritmo previo.
No hay almuerzos gratis, asegura un viejo axioma recordado a menudo entre los economistas. Y seguramente volverá a ratificarse este año atravesado por el impacto del Covid-19 en todas las ramas de actividad.
Los economistas no se ponen de acuerdo en cuál será el ritmo de recuperación de las actividades una vez que se supere la pandemia, pero está claro que la magnitud del desplome demandará varios años hasta volver al punto de partida.
Un informe de Deloitte señala que todas las ramas de actividad se contraerán este año y necesitan un tiempo prolongado de recomposición de la demanda hasta alcanzar los niveles que tenían antes de la crisis del coronavirus.
Claramente, el sector turístico será el más golpeado y requerirá tres años para estar como en 2019. En situación similar están la construcción y la infraestructura, dos ramas que también se recuperarían recién en unos treinta seis meses.
En el otro extremo, la vuelta a niveles prepandemia será más rápida en los agronegocios, que tardarán un año en recuperar la caída de producción según el estudio. El dato llama la atención por cuanto el sector primario y la agroindustria son rubros esenciales que nunca dejaron de operar durante la larga cuarentena.
Por su parte, la mayoría de los sectores tienen por delante un proceso de dos años para volver a su ritmo de producción anterior. Es el caso de la actividad manufacturera, minería, energía, servicios financieros, y también el comercio minorista, con distintos niveles de afectación según la localidad y la mayor o menor restricción a la circulación de personas.
El informe traza escenarios posibles de caída del PBI, según la duración de la cuarentena. El escenario más optimista, con cierre de las actividades de tres meses hasta junio, ya no será posible. En ese caso la economía hubiera caído 6% en 2020.
El escenario más problable, sin embargo, con 70% de chances, se basa en 3 a 6 meses de cierres (entre junio y septiembre), derivando en una caída de 9,8% del PBI. Es un "año perdido" dice Deloitte, pero la recuperación interanual puede empezar entre el primero y el segundo trimestre de 2021.
Con cierre de hasta 12 meses, se ingresa en una "economía de guerra" y caída del PBI de 12,8%, en línea con lo que hoy pronostican varias consultoras.Así, la recuperación interanual se daría recién en el primer trimestre de 2022.
Economía estima un déficit primario arriba de 6% del PBI para este año
Los lineamientos para el proyecto de Presupuesto 2021 avanzan para llegar al martes próximo con su presentación en el Congreso. Se sabe que se buscará ir hacia un déficit fiscal primario (este es el que se contabiliza antes del pago de intereses de la deuda) de 4,5%.
Pero para llegar a ese número se partirá, en el cierre de 2020, de un número “por encima de 6% o 6,5%”, según planteó este miércoles el secretario de Hacienda, Raúl Rigo.
En una etapa que calificó de “pragmática”, en la que el Estado salió a inyectar dinero para buscar morigerar los efectos de la pandemia, Rigo recordó que en el inicio del año las proyecciones eran de un déficit primario de 1,5% y hasta 2% del PBI, pero que producto de “la inversión que se hizo por la pandemia va a finalizar por encima del 6% o 6,5% del PBI”.
En su presentación ante el Congreso a fines de julio, momento que expuso cuando se discutía la Ley de Ampliación Presupuestaria, Rigo había dicho que el resultado primario iba a finalizar entre 6,8% y 6,9% del PBI. Ahora redujo, levemente, esa proyección.
Para adelante, definió que se viene una etapa en la que “la mejor praxis para la acción del gobierno sea la de la prudencia” y admitió que hay que pensar en una “reducción de déficit primario al 4,5% del PBI, que es un nivel que busca equilibrio entre las políticas públicas activas y, por otro lado, un espacio de financiamiento asequible”.
Con un Banco Central que en la primera parte del 2020 financió casi todo el rojo fiscal, la pregunta acerca de dónde saldrá el financiamiento el año próximo sobrevoló en la disertación que dio Rigo, junto a otros economistas entre los que estaban Carlos Hourbeigt (director del Banco Central), Marina Dal Poggetto (de EcoGo) y Martín Rapetti (investigador del Conicet y profesor de la UBA), en una charla organizada por la Universidad de San Martín.
“Por suerte gran parte del acceso a los mercados se empezó a despejar con la reestructuración. También la curva en pesos es cada vez más clara y el Tesoro puede tomar deuda en moneda nacional. Desde hace dos o tres meses utilizar parte de este financiamiento para financiar parte de este déficit fiscal”, dijo.
“Esperamos continuar en esa línea. Financiar ese nivel de gasto público que nos permita promoción de empleo, trabajo, y por otro lado asequibilidad del financiamiento”, añadió.
En la misma línea, Hourbeigt dijo que de la pauta de 4,5% de déficit previsto para 2021, “gran parte de ese financiamiento va a ser por la Tesorería”.
Y recordó que mientras hubo un trimestre que el Banco Central financió al Tesoro por más de $ 300.000 millones, en agosto ese monto se redujo a $ 40.000 millones.
“No sólo el déficit fiscal ha disminuido gradualmente sino que empieza a ser financiado por la Tesorería”, sostuvo luego de que Dal Poggetto explicara que en julio y agosto se vio cierta moderación en el resultado de las cuentas públicas.
Dal Poggetto admitió que arreglar el tema de la deuda con los acreedores privados era condición necesaria pero no suficiente. Y los dos aspectos que resaltó que faltan son un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y la “consolidación de las cuentas fiscales”.
Si bien reconoció que en el inicio del año se intentó ir hacia cierta prudencia fiscal (con la suspensión de la fórmula de movilidad jubilatoria, Ley de Solidaridad mediante), luego vino la pandemia y que ahora “la señal fiscal hacia adelante vuelve a hacer ruido con el 4,5% de déficit fiscal proyectado para 2021”.
Es por eso que sentenció que “la política fiscal, cómo se financia, y la política monetaria, son factores determinantes para evitar una disparada en la inflación. Es condición para la dinámica de cierta estabilización”, además de ser necesaria para lograr movilizar los dólares que están fuera del sistema financiero.
Rapetti diagnosticó que de algún lugar va a tener que salir los recursos y que “va a doler”. Describió que en todo el mundo, incluida la Argentina, se dio una “interrupción en la generación de ingresos en las economías. Para subsanar, todos los agentes salieron a endeudarse o liquidar algún tipo de activo”.
Es por eso que sostuvo que “en algún momento en 2021 nos vamos a encontrar con Estados, empresas y familias con sus capacidades deterioradas. Más desempleo, y Estados y familias con menos capacidad de gastos, lo que hará que la salida sea más lenta”.