Dujovne: "La Argentina no tiene que reestructurar su deuda, es perfectamente solvente"
En una entrevista en exclusiva con El Cronista, el ministro de Hacienda dijo que aún es temprano para pensar en renegociar la deuda con el FMI. Se mostró optimista sobre el resultado fiscal, dijo que la inflación de mayo será menor a la de abril pero aún es elevada.
La estabilidad cambiaria del último mes y encuestas electorales un poco más alentadoras para Mauricio Macri parecen haber llevado cierta tranquilidad al Gobierno.
Al menos así se lo ve al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, que recibió a El Cronista en las oficinas a disposición de funcionarios del Gabinete nacional en la Quinta Presidencial de Olivos.
Descartó de plano la posibilidad de que la Argentina tenga que reestructurar su deuda, dijo que era temprano para hablar de renegociación con el FMI y anticipó que se sobrecumplirá la meta fiscal del segundo trimestre.
Sin embargo, dijo que, a partir de 2021, si el país deseara tener otro programa con el Fondo, que contemplara ampliar los plazos de pago, está abierta la posibilidad de esa conversación.
Sobre el anuncio de la fórmula presidencial del kirchnerismo por parte de Cristina Kirchner buscó remarcar "la oposición representa las políticas del pasado", más allá de quién encabece la fórmula.
- ¿Podemos tener noticias alentadoras sobre la inflación de mayo?
- Es muy probable que veamos un descenso con respecto a abril. Es una buena noticia relativa porque la inflación sigue estando alta. Celebramos que la tendencia es a la baja pero en niveles muy altos, con lo cual no nos conformamos. Vemos que el camino es el correcto pero estamos lejísimos de llegar a donde queremos. Convencidos de que la política que estamos llevando adelante tanto desde el Ministerio de Hacienda como desde el Banco Central es la que va a llevar a que la Argentina tenga una inflación sustancialmente más baja durante los próximos años. Convergiendo a una posición fiscal que al menos representa equilibrio primario este año.
Luego nuestro objetivo es llegar al equilibrio después de intereses, apenas podamos. Tenemos una política monetaria absolutamente responsable, predecible y transparente del Banco Central. Tenemos los precios relativos muy cerca del equilibrio, incluyendo un tipo de cambio real que es muy competitivo. Están todos los condimentos sobre la mesa para que la inflación pueda seguir bajando sobre bases sostenibles. Y lo que tenemos para celebrar es la tendencia no el nivel, claramente.
- ¿Qué ayudó a la baja? ¿La estabilidad cambiaria o el programa monetario?
- Es un conjunto. Desde que el Banco Central lanzó su esquema monetario en septiembre arrancó con tasas de inflación muy altas y logró que en diciembre baje hasta 2,6%. Luego tuvimos un retroceso, en enero, febrero y especialmente en marzo. No es un proceso lineal y no es una única variable la que determina la inflación. En el alza temporaria que tuvimos en los meses del verano influyó bastante que en un conjunto de bienes, que cada vez son más comerciables con el resto del mundo, como carnes y lácteos, no se había terminado de alcanzar un precio similar al de paridad de exportación.
Cuando se mira el accionar de la política monetaria del Banco Central hay dos canales a través de los cuales opera, de crecimiento cero de la base monetaria: el del crédito y el del tipo de cambio. En países con mucho crédito y con bancos centrales que vienen haciendo esta política hace mucho tiempo tiene más efecto el canal del crédito que el cambiario. En países como la Argentina, que están enmarcados en un proceso como el de hace pocos meses, y con un sistema financiero muy pequeño, es más importante el canal del tipo de cambio que el del crédito. Son los dos factores los que interactúan, pero es muy difícil atribuir cuantitativamente cuánto influye cada uno.
-Paritarias vienen con una indexación más seguida. Algunos dicen que eso traerá más ruido en los precios. ¿Cómo lo ve? ¿Hay algún riesgo?
- No veo ese riesgo. Cada sector está cerrando paritarias que guardan relación con su capacidad de afrontar los incrementos. Hay un balance donde desde el lado del trabajo se pone en juego que no haya pérdida de empleo, y desde las empresas también hay una visión acerca de cuáles son los salarios con los que se puede operar bajo un esquema en el cual se preserva el empleo y las
empresas puedan crecer, ser rentables. No perdamos de vista que venimos de un 2018 en el que en general los salarios reales cayeron, y aún con esa baja tuvimos inflación. Entonces, que este año sea uno de alguna recuperación no necesariamente tiene que ser un factor disruptivo para los esfuerzos que está haciendo la sociedad argentina para llevar la inflación para abajo.
- Entonces, tras la pérdida del salario real en 2018, ¿cómo cree que van a terminar este año?
Tenemos que ver cómo cierra el año. Sí estamos viendo es que estamos entrando en un período donde vamos a tener varios meses de recuperación en el salario real. La mayor parte de las paritarias ya se cerraron, este año, con un mes de demora con respecto al año pasado.
Pero en mayo vamos a ver una suba importante del salario del sector privado que se va a repetir también en junio, y que coincide con meses en los que la inflación es sustantivamente más baja. ¿Cómo vamos a cerrar el año? Depende de cuán exitosos seamos en la lucha contra la inflación.
- ¿Cómo impacta el anuncio de Cristina Kirchner de estar segunda en la fórmula presidencial?
- No soy la persona indicada para responderlo. Estoy enfocado en las políticas que llevamos adelante nosotros, donde creemos que estamos implementando el programa económico que es capaz de cambiar la historia económica de la Argentina de manera permanente. Lograr un país que tenga sus cuentas públicas en orden, con un Banco Central que genere una baja sostenida en la inflación y un crecimiento fuerte del sistema financiero doméstico, una vez que los depositantes argentinos sientan que hay una autoridad monetaria que los cuida percibiendo tasas reales positivas, en la moneda local, por un período muy largo de tiempo, que es la única manera de que el peso deje de ser únicamente una moneda transaccional para convertirse una de ahorro.
Seguir con proceso de integración al mundo, de respecto a la ley. Y poder tener una economía en la que el sector privado invierte, aumenta su productividad, y eso aumenta los salarios reales y el consumo. Pensamos que Argentina tiene que seguir estas políticas. Que el futuro del país tiene que estar vinculado a esto. Las propuestas de la oposición se vinculan más a políticas del pasado, de un país que renegó del mundo como fuente de oportunidades. El mercado lo ve así. Cómo impacta el orden de las fórmulas, si Cristina Fernández, o cuál de los Fernández va a adelante no cambia el hecho de que somos el futuro y la oposición representa las políticas del pasado.
- Pero usted suele decir que la volatilidad de los mercados es por el riesgo político, ¿persiste este riesgo?
Sin duda, porque hasta que los mercados no estén seguros de que las políticas que estamos llevando adelante son las que se van a mantener en el futuro, el riesgo político va a seguir influyendo en la economía.
- Año electoral y, con la historia de la Argentina, hay presión en el dólar. La estabilidad que hoy se logra con reservas y cosecha gruesa, ¿se sostiene por cuánto tiempo?
No hay un uso de reservas con fines electorales, de ninguna manera. Los únicos dólares que estamos vendiendo son los necesarios para hacer frente al programa financiero en pesos. Como
tenemos un faltante de pesos, necesitamos convertir esos dólares a pesos. La cifra que hemos acordado es exactamente el gap que tenemos de financiamiento en pesos a lo largo de año. Por eso hemos prorrateado, u$s 60 millones diarios, para que esté muy claro que eso no es política cambiaria. El Banco Central no está interviniendo en el mercado. No estamos haciendo una política cambiaria que esté vinculada con el período electoral.
-¿Hay que renegociar la deuda?
No, de ninguna manera, no hay que hacerlo. La Argentina, al margen de los spreads que estamos pagando este año que, en mi opinión, en buena medida se vinculan al riesgo político, tiene un castigo en el rendimiento de su deuda porque entró en default muchísimas veces. La sociedad argentina mostró una intolerancia respecto de los contratos y pago de deudas mayor que en otras sociedades. Entonces, desde el punto de visto fáctico, la Argentina tiene una deuda con el sector privado que, mirada como la reportamos nosotros, con el tipo de cambio del último día, era 50% del PBI; con el del promedio del año pasado, era inferior al 40%.
Si pensamos que el tipo de cambio real en la Argentina puede estar algo subvaluado por el riesgo político, la deuda/PBI con el sector privado se parece más al 40%. Es una deuda baja para los estándares internacionales. No hay ningún indicador objetivo por el cual la Argentina debería modificar sus contratos. El país es perfectamente solvente; además el perfil de vencimiento, según el programa financiero, son inferiores a 5% del PBI, mejor de la que tiene muchos países.
- Los 5 puntos del PBI de perfil de vencimiento, ¿para qué período?
- En general, si uno mira el largo plazo el programa financiero de la Argentina, excluyendo las Letes, que es un sector muy chiquito y que se rollea en el año, es inferior a cinco puntos del PBI. Son muy pocos los países que tienen un perfil de vencimientos tan largos como la Argentina. La Argentina no tiene que reestructura su deuda.
- Pero hay varios indicadores que marcan algún nivel de alarma. ¿Se necesitan u$s 16.000 millones en 2020?
- El programa financiero del año que viene es el más bajo de la Argentina en mucho tiempo. En 2020, con vencimientos brutos, por el equivalente entre pesos y dólares, a u$s 18.000 millones, de los cuales la deuda nueva son apenas u$s 5000 millones. Si uno mira los programas financieros que tuvimos durante el kirchnerismo o los primeros años de nuestra gestión, en los que aún había un déficit fiscal alto, entonces esto es una fracción.
Es un programa que eventualmente hasta casi enteramente financiable por el sistema financiero doméstico, si tenemos un buen año en el que veamos una remonetización de la economía, un aumento de los depósitos. Entonces estoy muy optimista sobre el impacto que genera haber achicado nuestro programa financiero gracias a la reducción del déficit. Además, tras los u$s 18.000 millones de 2020, luego a partir de ahí vamos a seguir bajando el déficit. La argentina, esperemos, que en 2022 tenga equilibrio después de intereses; nuestra deuda nominal va a dejar de crecer. Veo el futuro, en términos financieros, con mucho optimismo.
-Todas las miradas son a partir de cuando empiezan a caer los vencimientos del FMI.
- Así es. La clave ahí es entender cuál es el volumen del mercado local, cuánto acceso tenemos al mercado internacional, pero eso es a partir del segundo semestre 2021. El año que viene tenemos un programa financiero realmente muy cómodo.
- Con respecto al FMI, ¿se van a seguir los mismos lineamientos?
- Primero, este es el programa de la Argentina. Y que, una vez que entramos en la turbulencia, necesitábamos acelerar el proceso de convergencia hacia una situación fiscal más sólida. Con la inflación que teníamos, necesitábamos bajarla, por eso el Banco Central diseñó el programa monetario.
Sabemos que sin el Fondo, el ajuste hubiera tenido que ser mucho más rápido. El FMI nos está ayudando a que la transición de la Argentina hacia una posición más sólida haya podido ser más suave. Segundo, este es un programa exitoso porque siempre hay que medirlo contra el contrafáctico. Es cierto que tuvimos una recesión el año pasado y este estamos empezando a crecer. Por el arrastre estadístico vamos a estar en el terreno ligeramente negativo. La gran pregunta es qué hubiera ocurrido si no lanzábamos este programa y si no hubiéramos tenido el apoyo de la comunidad internacional expresado a través del Fondo. En el tiempo, cuando decidimos hacer cambios y lo conversamos con el FMI, lo pudimos hacer.
- ¿Se va a renegociar la deuda con el FMI?
- Falta muchísimo para eso. En 2020 todavía tenemos desembolsos netos. Hay que empezar a pagar en 2021. Vamos a cumplir con nuestro acuerdo stand-by vigente. Si la Argentina en 2021 quiere tener un nuevo programa con el FMI de manera tal que los pagos netos sean más bajos, bueno, es una conversación que está disponible. No significa renegociar el acuerdo vigente: este se termina en 2020. Depende del tamaño de acceso al mercado que tenga la Argentina. Si tenemos mucho acceso, y logramos tener converger a una posición fiscal muy sólida, probablemente simplemente repaguemos los fondos que nos desembolsaron con el stand-by y no necesitemos uno nuevo.
- Pensando en el espacio fiscal, la ralentatización del proceso de sacar los subsidios a la energía, la caída de actividad y las retenciones a un nivel menor al previsto. ¿Cómo están impactando en el resultado fiscal?
- Vamos a sobrecumplir la meta fiscal del segundo trimestre. Estamos siendo muy, muy prudentes en la ejecución presupuestaria. Recuerden que fue elaborado con una inflación proyectada del 23% y sabemos que va a ser más alta. Entonces, cuanto más podamos mantener la nominalidad del gasto cerca del presupuesto, que obviamente eso no ocurre en todo el gasto indexado y social, nos permite acolchonar el faltante de la recaudación. El más grande es el de derechos de exportación porque se hizo con proyección de recaudación con exportaciones creciendo más fuerte en lo nominal de que lo que está ocurriendo. Tuvo que ver la baja de precios agrícolas y algo menos de cantidades de las que preveíamos en su momento. Estamos siendo muy prudentes con el gasto para compensar el faltante de ingresos. Estamos convencidos de que vamos a cumplir la meta fiscal.
- ¿Sin las salvaguardas del acuerdo?
- No sabemos cuánto usaremos de los ajustadores o no. No lo hemos decidido aún. Pero una primera muestra es que vamos a sobrecumplir la meta del segundo trimestre.
- Con respecto a la actividad económica, el dato de marzo fue peor de lo que se esperaba. ¿Cómo ven la evolución? ¿Va a ser sólo agro?
- Son varios los sectores que traccionan. Marzo fue un mes que cortó una racha de recuperación de la actividad. Hubo dos factores: fue un mes con pocos días hábiles, pero sin duda la aceleración inflacionaria que tuvimos afectó. Para abril, de hecho, el Estudio Ferreres publicó su índice de actividad que mostró una suba desestacionalizada de más de 1% y una caída interanual
de 1,5%. Salimos de la zona de caídas de 5%. Pensamos que en abril la economía retomó el camino que había perdido en marzo. Vemos marzo como un fenómeno transitorio. Pensamos que secuencialmente vamos a ir viendo crecimiento a lo largo del año. Por ahora, lo que empieza a tirar fuerte son las exportaciones. En el resultado comercial de abril se destacó que crecieron 1,7%, pero eso es por efecto de caída de los precios de nuestros productos agrícolas. El número importante es que las cantidades subieron al 10%, cosa que no ocurría en muchísimo tiempo, y en mayo, en cantidades, probablemente suban por arriba del 20%. No es sólo por efecto de la recuperación de la sequía: las manufacturas de origen industrial y agropecuario también están mostrando un desempeño positivo.
Del lado de la demanda, las exportaciones ya arrancaron y van a generar un buen año y buena dinámica que afecta a todo el sector de logística, transporte, entonces todos esos sectores están funcionando muy bien. También el turismo, donde vemos una reversión que tuvimos durante tantos años, de caída del turismo receptivo y aumento en el emisivo; hoy tenemos el fenómeno inverso. En la energía, con producción de petróleo, hay cuatro anuncios de inversión muy parecidos, cada uno de unos u$s 3000 millones, y el equivalente a 70.000 barriles diarios de incremento en la producción. Van a poner a la Argentina en el club de exportadores de petróleo importantes dentro de pocos años. Estamos dentro de pocos días con los resultados de la licitación del gasoducto del centro que va a permitir que la producción de gas en Vaca Muerta siga creciendo porque ahora se está encontrado con un límite en el transporte. Todo lo que está ocurriendo con Vaca Muerta se está expandiendo a la metalmecánica, al resto del país, en las conversaciones que tiene con gente de la industria siderúrgica, metalmecánica, claramente ven que la recesión hizo piso y ya están con proyecciones de aumento para próximos meses.
El consumo, ahora con la combinación de menos inflación y salarios nuevos, va a mostrar cierta mejoría. Y este año va a ser uno en el que todavía la inversión va a seguir muy débil porque con la escasez del crédito, derivada en buena medida en la incertidumbre política, es lógico que sea el componente menos dinámico de la demanda. Sobre todo en una economía que tiene mucha capacidad instalada sin usar producto de la recesión de estos dos años.
- Da la sensación de que esta crisis la están pagando la que menos tienen. ¿Qué plan tienen?
- La única manera en la que la Argentina va a resolver el problema estructural de pobreza que tiene, que no es de 2018, es de hace ya muchísimos años, es lograr una economía que crezca de manera permanente. No hay otro camino. En el medio, y en el marco de la escasez fiscal que tenemos, nos hemos cuidado de proteger a los más vulnerables. Por eso en marzo anunciamos el adelantamiento del año del aumento de la Asignación Universal por Hijo, y por eso también estamos blindando algunos programas sociales.
- ¿Están pensando medidas adicionales?
- Acabamos de hacer el aumento de la AUH. Vamos monitoreando la situación; no es algo que tengamos pensado hacer ahora, pero en caso de ser necesario y tener espacio fiscal son cosas que siempre están abiertas.
- ¿Cuánto complica hoy el menor crecimiento de Brasil?
- Diría que no complica. Eventualmente, no está creciendo todo lo que pensábamos que lo iba a hacer. A principios de año eran más cercanas a 3%, y ahora a 1,4%. Pero crece. Complicaba mucho cuando tenía una contracción de 4% anual. Este es un Brasil que empuja un poco menos pero las exportaciones argentinas a Brasil están creciendo al mejor ritmo de los últimos años. Por otro lado hay que mirar el conjunto de cosas que están ocurriendo en Brasil. Si la reforma previsional avanza es muy probable que se puede destrabar el crecimiento en Brasil. Además, estamos logrando una muy buena relación con las negociaciones vinculadas al Mercosur.