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 El Cronista Comercial

En 2021 puede haber viento de cola, pero hay que ayudarlo

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Hay una percepción de que un moderado viento a favor internacional puede darle un empujón a la Argentina. El principal es que la proliferación de vacunas contra el Covid puede instalar, a nivel global, la idea de que un rebrote tenga efectos menos dañinos en la economía que lo que fue la ola de contagios original.

El segundo factor es que la presidencia de Joe Biden incluye la sensación de que los demócratas son gastodependientes y que la vocación por aprobar algunos programas reprimidos por Donald Trump, va a debilitar al dólar a nivel mundial y en contraposición, impulsar el precio de las commodities. El tercero es que 2021 puede ser un año seco marcado por eventos climáticos tipo "Niña", lo cual puede ser bueno para los precios agrícolas y las exportaciones argentinas, siempre y cuando la sequía no se instale del todo en nuestro territorio.

Como señalamos en reiteradas ocasiones, el coronavirus es aún el principal factor de incertidumbre, porque su control no responde ni a la voluntad de los gobiernos ni de las personas. Los grandes países desarrollados, en conjunto con su industria farmacéutica, trabajaron a destajo para llegar al desarrollo de vacunas efectivas. Sus potenciales beneficiarios todavía dudan de sus efectos, por temor a posibles contraindicaciones, exigiéndole a estos compuestos una perfección difícil de ofrecer cuando la lista de víctimas fatales crece día tras día.

El gobierno argentino se planteó un objetivo y lo logró: comenzar con el plan de vacunación antes de que el almanaque despida al 2020. Pero los reportes de las últimas horas están encendiendo nuevas alertas. Hay un crecimiento de contagios en la región metropolitana, que puede obligar a las autoridades a tomar nuevas medidas restrictivas si esta ola no logra ser contenida.

Lo que le puede suceder a la Argentina es algo que ha ocurrido otras veces a lo largo de su historia: cuando unos planetas se alinean, otros se desacomodan. El mundo entero está apostando a un mayor control del Covid para dejar atrás la mala perfomance económica que forzó la pandemia, y es por eso que el rebrote cobra tanta relevancia. Si ante la creciente cantidad de casos locales no se refuerza el mensaje preventivo o las acciones directas de contención, entonces el resto del viento de cola no servirá.

El precio de la soja, por caso, alcanzó su mayor valor desde 2014. Podría ser una palanca que ayude a sostener las exportaciones agropecuarias y el consiguiente flujo de divisas al BCRA. Solo falta que la seca no sea como la de 2018, ni que el mundo se de vuelta de un día para el otro. Como dice el refrán, la suerte hay que alimentarla. Tener algunas fichas en el bolsillo suma, pero no alcanza para cambiar los pronósticos del año que está por empezar.