El mercado cree más en el Guzmán "atrasador del dólar" que en el "desindexador"
El ministro Martín Guzmán jugó sus cartas y el mercado las suyas. A una semana de sus definiciones "macro" más importantes, que apuntaron a bajar el ritmo de acelerada indexación que tomó la economía en los últimos meses, la conclusión que deja la conducta de los precios es que los inversores creen más en la influencia que el funcionario podría tener para comenzar a atrasar el tipo de cambio que en las chances que tiene de aplacar la inflación.
El ministro Martín Guzmán jugó sus cartas y el mercado las suyas. A una semana de sus definiciones "macro" más importantes, que apuntaron a bajar el ritmo de acelerada indexación que tomó la economía en los últimos meses, la conclusión que deja la conducta de los precios es que los inversores creen más en la influencia que el funcionario podría tener para comenzar a atrasar el tipo de cambio que en las chances que tiene de aplacar la inflación.
El dictamen surge de la conducta que adoptaron los precios de los distintos activos con cotización pública influenciados por la evolución futura que tengan esas variables: siguieron demandados y en alza los bonos que ajustan por CER y se operaron en baja o debilitados los bonos que ajustan su capital por la variación del dólar oficial y los contratos de dólar futuro.
La semana anterior el ministro de Economía fue figura central de los encuentros que el Gobierno mantuvo con empresarios y sindicalistas con el foco en la economía y la idea de convocar a mesas sectoriales y acuerdos para lograr una convergencia progresiva "de precios, salarios y gasto, en torno a lo que hemos puesto en el Presupuesto", había definido previamente a la convocatoria la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca.
En ellos, por caso, cargó contra las previsiones inflacionarias del mercado y reveló que su plan pasa por intentar un programa desinflacionario gradual en el que la inflación baje a razón de cinco puntos por año.
Según esa definición, la inflación general debería cerrar el 2021 en torno al 31%, dos puntos por encima de la que plantea el presupuesto, pero 19 por abajo de la que estima el promedio del mercado o 15 puntos sobre lo que estiman los pronosticadores más fiables.
Guzmán incluso adelantó que una de las principales armas para lograr ese objetivo sería ralentizar el ritmo de devaluación oficial del peso del 40% (durante 2020) a un rango que vaya del 25% al 26% anual, confirmando una sospecha del mercado, que ya contaba con algo de eso tomando en cuenta que el año es electoral, las pretensiones oficiales al respecto y la "receta" esgrimida en un acto por la influyente vicepresidenta Cristina Kirchner.
Incluso se cree quela estrategia de mantener presionados a la baja a los dólares financieros, que caen entre 3% y 4% en lo que va del mes, apunta a que los importadores que deban pasar operaciones por ese canal también pierdan una excusa para seguir remarcando precios.
El mercado se había anticipado
Los dichos de Guzmán acrecentaron la tendencia que ya mostraban los inversores a migrar tenencias desde títulos dollar-linked o incluso algunos en dólares hacia otros tasa fija o variable o los más buscados que ajustan capital por inflación.
Esto muestra, según los analistas de Dephos Investmet, que "el mercado confía poco en la capacidad del Gobierno para recortar la tasa de desindexación que viene mostrando la economía", incluso cuando cree que la posibilidad de que ralenticen la devaluación del peso "puede ser mayor", en un intento de bajar el ritmo inflacionario.
El ritmo que lleva hoy el dólar oficial "A" 3500 -que rige para estos activos- acumula un aumento del 2% en el mes (tomando en cuenta su cierre a $89,06 en el día). De mantenerlo en lo que resta de febrero cerraría el mes en torno a los $90 con un avance del 3%, algo inferior al de 3,66% que registró en enero (primer mes que corrió por debajo del IPC, tras seis meses de hacerlo a la par o por encima) ampliando su rezago considerando a una inflación que se ubicaría, según las últimas proyecciones, entre 3,6 y 3,9 por ciento.
"El denominado crawling peg o programa de minidevaluaciones diarias pierde velocidad y ya se percibe en los números: la devaluación del peso promedió un ritmo anual de 25,8% en los últimos cinco días, frente a 32,9% para los últimos diez y 39,9% durante los últimos veinte", hizo notar la consultora Criteria.
En consonancia con eso, la expectativa de devaluación del mercado se achicó del 60% hacia fines de noviembre hasta el nivel del 37% que muestra por estos días.
"La dinámica de la tasa de devaluación implícita muestra cómo las declaraciones de Guzmán sirvieron como estocada final a una expectativa que venía en baja y que tenía como principal soporte las elecciones legislativas de octubre. Pero la inflación implícita no se mueve", insistieron desde Delphos.
"El mercado le cree más a la promesa oficial de atrasar el tipo de cambio que a la convicción de bajar la inflación", hizo notar también en un informe GMA Capital. "Es probable que, en el corto plazo, la deuda indexada y a tasa fija le saque una diferencia al dólar, aunque el riesgo latente de un movimiento cambiario 'sin aviso' sería cada vez mayor. Para evitarlo, habrá que estar atento a la capacidad que el BCRA tenga para comprar reservas", advirtió la firma que conduce el economista Nery Persichni.
"Entre los bonos en pesos, la tendencia se mantiene: siguen muy firmes o suben más los ajustables por CER, que ya ofrecen rendimientos negativos del 4% en el tramo corto y positivos en torno al 8% en el largo y acompañan ahora los títulos a tasa fija mientras los bonos dólar retroceden", coincidió la consultora Portfolio Personal Inversiones (PPI).
Los analistas dudan que esta tendencia de mercado cambie tras conocerse hoy que los precios mayoristas crecieron 5,6% en enero.
"Van siete meses seguidos con crecimiento de los por mayoristas arriba de los minoristas", hizo notar el economista Andrés Borenstein, de la consultora Econviews en relación con una inercia que se estima dura de torcer.