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 Clarín - Economía

El dólar por el piso, los precios por las nubes y un baño de realidad de Martín Guzmán. El mundo dará una mano a la Argentina y eso relajaría el dólar en un año clave

Se consolida la intención del gobierno de atrasar el precio del dólar. Pero en marzo no fue suficiente para frenar la inflación.

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Alberto Fernández y Martín Guzmán después del Paddle en el dia del cumpleaños del Presidente.¿Una foto para La Campora?. Foto Twitter.

El Banco Central está viviendo una primavera en lo que hace a la compra de dólares.

Las que corresponden a marzo superaron los US$ 2.000 millones y en los próximos 20 días espera un nivel mayor  de la mano de que la tonelada de soja sigue por encima de los US$ 500 en el mercado internacional.

Desde el fin de abril a fin de mayo, Miguel Pescedebería hacerse con una parte importante de los US$ 8.500 millones que se estima podría liquidar el agro en la presente campaña.

Ya a cuenta de esos dólares fue que el ministro Martín Guzmán anunció la desindexación del dólar oficial (hoy en $92,30 y a fin de año en $102,4,o sea que sólo subirá 11% hasta diciembre) en el intento de frenar algo la suba de los precios, especialmente de los alimentos.

La foto que dejó marzo fue mala en el arranque de la experiencia de frenar la marcha del dólar para contener la inflación: el dólar mayorista subió sólo 1,1% mientras que el aumento del costo de vida, según las consultoras privadas, habría superado 4%.

Mientras el gobierno redujo sensiblemente el ritmo de aumento del tipo de cambio (el mes previo había subido 2,6%), la inflación habría resultado superior al 3,6% de febrero.

Las subas asociadas al comienzo de las clases (colegios, útiles, indumentaria, etc) y a los alimentos fueron los motores de lo que sería otra mala nota en materia de lucha contra la inflación.

En el gobierno están analizando medidas como ampliar el listado de precios máximos y para aumentar los canales de comercialización como medio para mejorar la oferta de productos pero la base de la estrategia sigue apoyada en retrasar al dólar.

En el ideario oficialista, que tiene como objetivo primordial ganar las elecciones legislativas de fin de año, la inflación argentina se determina grosso modo en un 60% por la evolución del dólar y el 40% por el resultado de las paritarias. O sea, que la disputa principal gira en torno a si el dólar le gana a los salarios o viceversa.

El gobierno ya definió el andarivel para esa carrera y dejó en claro su deseo de que el dólar pierda contra la inflación y el aumento de los salarios. Todo un clásico en la carrera entre variables para los años electorales.

Pero la evolución de la pandemia, la falta de vacunas y el deseo de algunos funcionarios de volver a situaciones de encierro,  puede cambiarlo todo y así lo habría entendido Guzmán cuando afirmó: " Hoy la economía no podría soportar un cierre de actividad estricto".

El dilema entre salud y economía que planteó el presidente Alberto Fernández el año pasado en el arranque de la pandemia parece superado. El shock de empobrecimiento que generó cuarentena de 2020 es imborrable para los argentinos y además hay dudas sobre la autoridad de los funcionarios para aplicar medidas de encierro estrictas.

El primer grito lo dio Guzmán en un reportaje con CNN en Español que mostró un ministro abriéndose de las posiciones del kirchnerismo más duro respecto de la negociación con el Fondo Monetario Internacional.

Avalando los dichos de Cristina Kirchner sobre que la Argentina no tiene dólares para pagarle al FMI los US$ 44.000 millones que vencen en 2022 y 2023, el ministro tomó distancia del reclamo vicepresidencial de pedirle al organismo 20 años de plazo  para pagarle la deuda.

La vicepresidenta llamó a formalizar un acuerdo con la oposición para alargar los plazos de pago de la deuda y Guzmán ratificó que el plazo máximo que establece el Fondo para sus préstamos de facilidades ampliadas es de 10 años y que eso no se modifica de la noche a la mañana.

El ministro explicó que para extender en 10 años el plazo de la deuda se requeriría el apoyo deEE.UU., China, Alemania, Japón y Francia y aseguró que lograr un cambio de los estatutos de un organismo internacional como el FMI puede llevar años y la Argentina, un país con el crédito cortado, tiene que resolver problemas inmediatos.

La semana próxima Guzmán viajará a Europa y sus allegados dicen, textualmente, que buscará "construir entendimientos sobre lo que la Argentina necesita para estabilizar su economía".

Intentará conseguir unperdón para la deuda con el Club de París (US$2.400 millones que vencen en mayo y hay 60 días para pagarlos) y se reunirá con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, para conversar sobre un posible acuerdo para después de las elecciones de octubre o noviembre. ¿Le planteará lo de los 20 de plazo? ¿Llevará algún mensaje específico de la vicepresidenta?

El ministro tuvo una respuesta anticipada al regresar de su viaje de mediados de marzo a Washington: fue a jugar al paddle con el presidente Alberto Fernández, se sacaron una foto que subieron a twitter. Algunos analistas creen que fue un mensaje para La Cámpora. ¿ Será así?

Fue esa foto la que inspiró a los operadores del mercado a pensar que Guzmán busca tomar distancia de la cabalgata kirchnerista contra el FMI en los días previos a la definición de un aumento de capital del organismo que podría representar para la Argentina el ingreso de US$ 4.355 millones, una cifra muy preciada para lubricar la estrategia oficial de atrasar al dólar que pasó a ser el pilar principal para estabilizar el corto plazo. Y en pandemia y con escasez de vacunas eso no es poco.

El mundo dará una mano a la Argentina y eso relajaría el dólar en un año clave

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La economía global sufrió el año pasado la peor caída desde la Depresión del 30. Ahora enfrenta la recuperación más rápida desde 1980. El Fondo Monetario Internacional divulgó ayer los pronósticos de su informe más famoso, Perspectivas Económicas Mundiales. Allí dijo que el mundo crecerá 6% este año. Siempre y cuando se acelere el ritmo de vacunación y se sostengan los estímulos que los gobiernos de los países más ricos han aplicado.

Hasta aquí una buena noticia. La mala es que el trabajo del FMI hace hincapié también en el desafío por delante. O más bien los desafíos. Las recuperaciones serán desiguales y habrá países, como Argentina, en los que la caída del ingreso por habitante será el doble al de los más ricos. Estados Unidos alcanzará el mismo nivel de actividad pre-pandemia en la primera mitad del año, pero otros no. Dependerá del ritmo de vacunación pero también de si las nuevas cepas del virus eluden el avance científico.

El otro riesgo que la recuperación global enfrenta quizá yace adentro mismo de los países más avanzados: el mercado podría esperar que los gobiernos de esas economías (ricas) aumenten las tasas -para frenar las presiones inflacionarias-,y eso podría volver más pesada la carga de las deudas de las familias y las empresas. El mundo emergente podría terminar lamentándolo. Ya pasó en 2007-2008. Si bien es cierto que la Argentina reestructuró su deuda privada (y negocia la del FMI), un escenario global negativo no eximiría de complicaciones cumplir sus obligaciones con los acreedores aún ahora.

¿Dónde están las buenas noticias para Argentina del informe de ayer? Casi todos sus socios comerciales crecerán a mayor ritmo. La lista es esta: Brasil 3,7%; China 8,4%; Estados Unidos 6,4%; Vietnam 6,5%; Chile 6,2%; India 12,5%; Paraguay 4% y Alemania 3,6%. Argentina lo hará 5,8%.

China y Estados Unidos son las economías que empujarán la recuperación mundial. Washington ha prometido desembolsar alrededor de US$ 5 billones en el último año para estimular la economía. Su crecimiento será clave para la región, en particular México. EE.UU. también fue clave para que el FMI emitiera US$ 650.000 millones de DEG.

Por último, una mención para China. A 30 años del Mercosur, China -que a comienzos del siglo representaba sólo 3% de las ventas externas del bloque-, se convirtió en el principal destino de exportación. “Hoy casi 1 de cada 4 dólares exportados se dirigen allí”, dice la consultora abeceb.com. Su peso como destino de exportación para algunos productos es muy elevado en Argentina (soja), lo cual marca una fuerte dependencia, pero también refuerza la probabilidad elevada de que los precios de los granos se mantengan altos. China el año pasado creció 2,3%, 8,4% lo hará este año y 5,6% el próximo. Son buenas noticias para Argentina, un país que produce alimentos y enfrenta elecciones con cepo cambiario.