El FMI advierte por el uso de los fondos frescos que otorgará a la Argentina y los países
Lo hizo el número dos del organismo justo cuando Martín Guzmán pide un mecanismo para acceder a la porción de ayuda que los países más ricos no utilicen.
Una activista disfrazada como Evita Perón en la Asamblea del FMI pide cambios en el tratamiento de la deuda.
El Fondo Monetario Internacional advirtió que si se aprueba la reasignación de dinero fresco para los países miembros de ingreso medio, como busca la Argentina, esto no remplaza la necesidad de hacer reformas en el contexto de programas con el organismo.
En el marco de la Asamblea de Primavera del FMI y el Banco Mundial, Geoffrey Okamoto, vicedirector ejecutivo y segundo de Kristalina Georgieva, dijo a Bloomberg TV que los US$ 650 mil millones en Derechos Especiales de Giro (DEG) que planean inyectar al organismo tienen el objetivo de que sean utilizados por los países en temas de salud y vacunación contra el Covid.
Y advirtió: “Los DGE son para adecuación de reservas, no son para suplantar tramos de programas o préstamos del FMI que apoyan programas de reforma estructurales en los países” , dijo Okamoto en una entrevista con David Westin. “Tampoco son para evitar una necesaria reestructuración de la deuda” , agregó.
Okamoto dijo que el Fondo estaba trabajando en aprobar los DEG en los próximos meses para ayudar a los países más vulnerables a afrontar los gastos adicionales que han tenido que enfrentar por la pandemia y también para conseguir vacunas hasta el próximo año.
Estos US$ 650 mil millones deben distribuirse en forma proporcional entre los países miembros del organismo, de acuerdo a su cuota parte. En este caso, nuestro país recibiría unos US$4.400 millones.
Pero la Argentina propone aún más. El ministro Martín Guzmán planteó, junto con México, que es “crucial identificar los mecanismos que permitan una reasignación voluntaria de DEG no utilizados a todos los países en desarrollo, incluidos los países de ingresos medios”. La idea es buscar un mecanismo para que los países más desarrollados (que por tener más cuota en el organismo recibirán más dinero adicional) traspasen ese beneficio que posiblemente no precisen tanto a los países de ingresos más bajos y también a los de “ingresos medios”, justamente donde se ubica la Argentina.
El proceso de reasignación ahora se encuentra bajo análisis y debe ser aprobado por el board de gobernadores. El portavoz Gerry Rice ha dicho que se estima que no sería aprobado antes de julio.
El Gobierno, que busca demorar un acuerdo con el Fondo hasta después de octubre para no tener que hacer ajustes en un año electoral, se entusiasma en recibir ese dinero extra que le corresponde por su cuota, que sería utilizado para afrontar los vencimientos que vienen con el Club de Paris en mayo (US$2.900) y con el propio FMI (US$ 2.300) en septiembre. Pero busca, además, recibir un plus que cedan los países más ricos.
Las palabras de Okamoto remarcan la preocupación del Fondo por la utilización de esos DEG adicionales. Y sus declaraciones tienen un peso adicional ya que, además del alto cargo que ostenta hoy en el Fondo, este funcionario hasta hace unos meses fue el segundo de Steven Mnuchin en el Departamento del Tesoro. Por el tamaño de su economía, Estados Unidos es el país que tiene mayor poder de voto en el organismo y tiene dudas de la transparencia y el uso de esos fondos que irá también a países con los que tiene conflicto como Venezuela o Irán.
En Washington se interpreta que el Fondo quiso advertir que, si se pone en marcha un sistema de distribución de DEG a los países de ingresos medios, esto no remplazará la necesidad de hacer reformas en el contexto de programas con el Fondo.
Héctor Torres, ex representante de Argentina ante el Fondo, señaló a Clarín que “indica que la propuesta argentino- mexicana generó rechazo y que el FMI no quiere poner en juego la emisión de nuevos DEG. Por eso afirma que los DEGs que los países más ricos le “represten” al Fondo no se usarán para ahorrarles pérdidas a los acreedores privados (reestructuración) ni para evitar reformas a los gobiernos que las necesitan programas con el Fondo”.
“Veo un NO contundente a la oportunidad de la propuesta. Seguramente la gerencia no quiere aumentar el costo político de EE.UU. de aceptar la creación de nuevos DEGs que se convertirán mayormente en dólares”, agregó.
Claudio Loser, ex director para el Hemisferio Occidental del FMI, dijo a Clarín que “no puedo decir que es solo un aviso para Argentina, ya que hay otros países, como Turquía y Ucrania que deben estar en una situación parecida. Pero es claro que está diciendo que para este tipo de país, y Argentina encaja, no es una cuestión de pobreza sino una cuestión de ajuste estructural”.
“Por otra parte –agrega Loser—Okamoto dice que el FMI no va a dar DEGs para resolver la situación de esos países, más allá de los 650 mil millones. Podrán usar lo que les toca ahora, pero tiene que ajustar la economía y reestructurar la deuda. Creo que es un mensaje a la Argentina, el mayor deudor del FMI en este momento”.
Fuentes de Economía, en cambio, dijeron que las palabras de Okamoto no hacían referencia específicamente al caso argentino y ratificaron la importancia del pedido que hicieron durante la semana junto con México.