La inflación de mayo estará entre 3,5% y 4%, impulsada por el precio de los alimentos. Por la segunda ola, se espera una "mini recesión" en el segundo trimestre
Es la previsión de los economistas. El ritmo de suba se desacelera respecto de los meses previos pero se mantiene alta.
Para Ecoltina, los aumentos generalizados en carnes, lácteos y bebidas harán que los alimentos tengan una suba de 4% en mayo.
Tras el 4,1% de abril, la inflación de mayo se ubicaría entre el 3,5% y el 4%. Esto implica una desaceleración respecto de los meses anteriores pero un ritmo más alto si se lo compara con las estimaciones que las consultoras hacen para el Relevamiento de Expectativas Macroeconómicas (REM) del Banco Central que arrojaba una mediana de pronósticos de 3,2%.
Martín Vauthier, economista de Eco Go señala que en mayo la suba estará en el orden del 3,6% con alimentos ubicándose por encima y con el impacto de la corrección de tarifas "que es muy acotado porque está limitado al AMBA y es de una magnitud pequeña", aclara.
“Se está viendo que la inflación se mantiene elevada aunque por debajo de marzo, cuando el índice marcó un alza del 4,8%. No obstante, sigue operando el ancla tarifaria y cambiaria con un tipo de cambio oficial que se movió 1,2% durante mayo", indicó el economista.
“Seguimos viendo el impacto de la filtración de la brecha cambiaria en la inflación, el impacto de las restricciones a las importaciones, la incertidumbre sobre el costo de reposición para las empresas y una demanda de dinero que sigue siendo débil, con una velocidad de circulación del dinero que fue aumentando a partir del cuarto trimestre del 2020", explicó.
Según Vauthier, más alla de esto y de que las tarifas no tengan movimiento en los próximos meses, es probable que la inflación se mantenga en niveles elevados. "Probablemente más bajos que en los últimos meses pero elevados mientras la economia sigue acumulando un retraso de precios relativos. El ejemplo más claro es el atraso tarifario", agrega.
Desde la consultora Seido, Matias Carugati dice que la inflación de mayo fue de 3.9%, traccionada básicamente por la suba de los alimentos. Mientras tanto, los precios regulados aumentaron 3,8% mensual y la inflación subyacente se desaceleró a 3,9% en el mismo lapso (versus 4.6%).
“El arrastre estadístico de nuestro IPC de mayo a junio fue del 1,8% (frente al 1,6% del mes anterior). Mientras tanto, la inflación al final del período (4 semanas) fue del 3,9% intermensual (frente al 3,4% intermensual del mes pasado)”, dijo.
La expectativa de Seido es que la inflación disminuya en junio (a alrededor del 3,5% intermensual). Con un arrastre estadístico moderado, se espera que los ajustes de precios regulados sean bajos en junio.
“Además, el Gobierno seguirá utilizando el tipo de cambio (oficial) como ancla nominal, mientras que la presión del crecimiento del salario nominal es relativamente baja (los salarios aumentaron un 13,1% en lo que va de 2020, frente a un aumento del 13% de los precios al consumidor) y es poco probable que cambie. Finalmente, los controles de precios y los acuerdos sectoriales podrían arrastrar la inflación hacia abajo algunos puntos porcentuales (como máximo)", indicó
Acerca de la evolución de los precios de los alimentos, que tienen una alta incidencia en el gasto de las familias, el último monitoreo de la consultora LCG muestra que en la cuarta semana de mayo la suba promedió 0,31%, desacelerándose 1,33 puntos porcentuales respecto de la semana anterior.
“El índice de alimentos y bebidas presentó una inflación mensual promedio de 2,9% en las últimas 4 semanas y 3,2% medida punta a punta en las mismas semanas. Estos niveles de precios dejan un arrastre de 1,1% para el mes de junio”, resaltó la consultora.
Según las estimaciones de Ecolatina, entre la primera quincena de abril e igual período de mayo, el IPC avanzó 3,4%, marcando una desaceleración importante en relación con el último mes, cuando había escalado 4,4%. Y explicó que las restricciones a la circulación nocturna y algunas ofertas en indumentaria y electrodomésticos ayudaron a esa desaceleración. "En este marco, todavía falta para decir que la desaceleración se mantendrá más allá de algunas semanas”, aclaró.
Según la consultora, los Alimentos y bebidas van a seguir por encima del nivel general en mayo. ”Con aumentos generalizados en carnes, lácteos y bebidas provocarán que este capítulo de suma relevancia esté alrededor del 4% en este mes, agravando el carácter regresivo de la suba de precios”.
Por otro lado, la actualización de 9% en la tarifa eléctrica para los hogares del Gran Buenos Aires -con mayor impacto en el IPC GBA Ecolatina que en el IPC Nacional de INDEC- y la suba de combustibles, prepagas y comunicaciones generarán que los precios regulados sigan en alza. Aunque este último ajuste todavía no fue avalado oficialmente, ya está impactando en el IPC -y podría hacerlo posteriormente a la baja si se revirtiera.
Según Matías Rajnerman, economista jefe de esa consultora, "este año la inflación rondará el 45% y recién podría perforar el 3% en el segundo semestre del año”, señaló.
Por la segunda ola, se espera una "mini recesión" en el segundo trimestre
La economía sigue sin ver la luz al final del túnel. Pese a que este año habrá una recuperación, se espera una "mini recesión" en el segundo trimestre por el aumento de los contagios, la demora en las vacunas y el impacto de las restricciones.
Las consultoras relevadas por el Banco Central pronostican una contracción de hasta 1,5% respecto del primer trimestre y recién en el tercero, una mejora del 0,8%. El 2021 cerraría así con una expansión del 6,4%, pero con serios interrogantes sobre el 2022.
"La Argentina enfrenta desequilibrios más serios que los países vecinos y, al mismo tiempo, en el corto plazo tenemos el impacto de la segunda ola Covid, que afecta más a la Argentina", señaló Jorge Vasconcelos, economista de la Fundación Mediterránea.
Así, después de la caída del 10% en 2020 y el repunte desde la segunda mitad de ese año, el segundo trimestre podría registrar una caída (desestacionalizada) de entre 2,5% y 3% respecto de los primeros tres meses, según el cálculo provisorio del vicepresidente del Ieral.
La actual crisis representa todo un desafío. El Gobierno avanzó en una fuerte licuación del gasto en salarios públicos y jubilaciones en los primeros cuatro meses. También pisó el dólar, la emisión y las tarifas. Pero aún así se espera una inflación de entre 45% y 50%.
Y esos desequilibrios amenazan con complicar la reactivación. Según un informe del Ieral, el PBI hacia fin de año no sólo será inferior al nivel prepandemia, sino que estará por debajo del cuarto trimestre de 2017, antes del inicio del declive en 2018.
De ese modo, la economía habrá cumplido en diciembre cuatro años sin recuperar el nivel previo. Para encontrar una disrupción tan prolongada, hay que remontarse al 2001. Dicha crisis fue tan profunda que duró seis años y medio, desde 1998 hasta el 2004.
"El PBI per cápita está por debajo de una década atrás, la pandemia generó un impacto adicional teniendo en cuenta el poco espacio de respuesta fiscal y monetaria en una economía sin crédito", dijo el director de EcoGo, Martín Vauthier.
Para Ecolatina, la caída será del 2% entre abril y junio por los contagios y restricciones. Con 35.300 casos y un 6% de vacunados con dos dosis, la Argentina es el tercer país más afectado por el rebrote, según la Universidad Johns Hopkins en EE.UU.
"Ambas cosas dificultan algunas actividades de producción de bienes y sobre todo de servicios y achican el consumo de los hogares por menores ingresos y la prohibición de actividades", señaló Joaquín Waldman, economista de Ecolatina.
En ese marco, el mayor gasto previsto desde mayo y la mejora en la recaudación por la soja y el aporte de las grandes fortunas no alcanzarían para revertir la recaída en el segundo trimestre y abren un interrogante sobre el rumbo a futuro.
"No se ven claras las fuentes de demanda, el mercado interno está deprimido y el comercio exterior si bien se ve favorecido por los precios se tiene que traducir en mayores cantidades producidas y no se ve en concreto”, dijo el director de LCG, Guido Lorenzo.
Según la OCDE, el PBI per cápita de Argentina crecerá 1,8% en 2022 y tardará más de seis años en recuperar niveles pre pandemia, mucho más que el resto de los países. El pronóstico está por debajo de Brasil (2,5%), Chile (3,5%) y Colombia (3,5%).
Para retornar al 2017, habría que crecer al 3,5% anual entre 2022 y 2024, según el Ieral. Y aún así, los economistas creen que la crisis dejará "daños permanentes" sobre la actividad, el empleo y el tejido social, ya golpeado por una pobreza del 45%.