Dólar e inflación: cómo impacta el menor ritmo de devaluación sobre los precios
El Gobierno mantiene el lento avance del tipo de cambio oficial para intentar calmar la inflación. Economistas analizan los efectos que está generando esta estrategia.
A principio de año, el Gobierno planteó que durante 2021 iba a reducir el ritmo de devaluación diario (crawling peg, en la jerga financiera) sobre el tipo de cambio oficial con el objetivo de desacelerar la inflación, convalidando un avance de entre 24% y 25% a lo largo del año para finalizar diciembre con un precio en torno a los $ 102 en el canal mayorista.
El Banco Central (BCRA) viene cumpliendo con ese pedido de forma gradual, lo cual logra hacer sin mayor dificultad gracias al cepo cambiario.
Mientras que en enero y febrero lo dejó avanzar casi 3,8% y 2,9%, respectivamente, desde junio lo viene haciendo a un ritmo de 1% y todo parece indicar que seguirá así hasta fin de año.
Al respecto, los economistas señalan que hasta el momento se ha observado cierto impacto en los precios, aunque se ha dado de manera parcial, al tiempo que remarcan que el efecto es transitorio y que no sirve como ancla de expectativas, por lo cual sostienen que esta estrategia cumple una función sólo en el corto plazo.
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"El tipo de cambio en Argentina es, después de los salarios, el principal driver de la inflación en el corto plazo. El Gobierno sabe por experiencia la potencia que tiene frenar el tipo de cambio oficial. Ya usó esta estrategia anteriormente, en 2013 y en 2015, con buenos resultados", afirmó Federico Moll, director de Ecolatina.
Por su parte, Gabriel Caamaño, director de la consultora Ledesma, señaló que la ralentización del crawling peg sirve para desacelerar el avance de los precios de los bienes transables, a lo cual le está ayudando también ahora la caída de las cotizaciones internacionales de los commodities. Sin embargo, descartó un efecto importante como estrategia antiinflacionaria.
"Con el resto de las variables yendo hacia el otro lado, el efecto es limitado. Sirve para acotar, así como funciona atrasar las tarifas, pero a la larga no es sostenible. La inflación está en un piso alto y esto tiene que ver con el resto de la política económica del Gobierno, con un déficit fiscal financiado con emisión monetaria y sin un ancla de expectativas", indicó Caamaño.
Federico Furiase, director de Anker, indicó que la desaceleración del ritmo devaluatorio, si bien ayudó a que la inflación no sea aún más alta en el cortísimo plazo, lo que hizo principalmente fue incentivar las liquidaciones del agro, en un contexto de rally en el precio de la soja, al mantener un crawling peg muy inferior a las tasa de interés, lo cual llevó a la acumulación de reservas del BCRA.
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A la vez, el especialista resaltó la ausencia de un ancla de expectativas, descartando también que la desaceleración del ritmo de devaluación funcione en ese sentido, y afirmó que más allá del efecto que la estrategia oficial genere sobre el índice de precios, no es sostenible en el tiempo sin un programa con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Hacia los próximos meses, Moll prevé que la inflación avanzará en proporciones menores en comparación con lo que se observó durante los primeros meses del año, pero que se mantendrá en niveles bastante elevados, proyectando para 2021 una inflación que "difícilmente" se ubicará por debajo del 48%, aún congelando las tarifas y el tipo de cambio oficial.
"Con estas medidas, el Gobierno cambia inflación presente por inflación futuray complica aún más el panorama para el próximo año. Este esquema nominal sólo puede ser explicado si el objetivo del Gobierno es llegar a las elecciones de medio término con las mayores chances posibles", advirtió el director de Ecolatina.