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 El Cronista

Criptomonedas: cuatro claves para entender por qué colapsaron este año

La implosión del mercado deja algunas enseñanzas.

En varios momentos a lo largo de 2022 -sobre todo desde el colapso de terra/luna en mayo, y después del exchange FTX en noviembre- la gente me ha sugerido que recordara mi acierto al haber denunciado, durante varios años, la humeante pila de estiércol que es el sector de las criptomonedas.

Y supongo que siento una cierta sensación de reivindicación al ser testigo de cómo el mercado empieza a implosionar, después de haberme mantenido firme frente a numerosos criptocratas que me decían "diviértete siendo pobre". Aun así, me he resistido a escribir un "te lo dije", porque en realidad no estoy segura de haberlo hecho.

En abril, expliqué por qué seguía negándome a tomar en serio las criptomonedas a pesar de que mucha gente supuestamente seria lo hacía. (Desde entonces, el mercado se ha reducido en más de la mitad). En mayo, expuse mi escepticismo frente a las criptomonedas, argumentando que no eran simplemente una "distracción inofensiva" para los muchos que no podían permitírselo. (FTX ha perdido unosu$s 8000 millones, arruinando la vida de muchos de sus clientes). 

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Y el año pasado, argumenté que las NFT no eran el futuro de la propiedad de activos, sino sólo el último esquema criptográfico para hacer dinero rápidamente. (Hoy en día, la única persona que todavía les encuentra algún atractivo es Donald Trump).

Pero nunca dije que el mercado fuera a alcanzar su punto máximo y desde luego no predije exactamente cómo todo empezaría a desmoronarse. En muchos sentidos, yo misma me he sorprendido de lo que ha sucedido en el mundo de las criptomonedas en el último año. Ha demostrado ser más impúdico, deshonesto, interconectado y fantasioso de lo que incluso sus peores críticos podrían haber imaginado.

¿Qué hemos aprendido de todo esto?

En primer lugar, todo el ecosistema estaba apuntalado por un apalancamientomucho mayor de lo que nadie imaginaba y se trataba de préstamosendinero real, no sólo de las mágicas blockchains. Esto significó que cuando las tasas de interés empezaron a subir desde los niveles cercanos a cero de los que nació todo el mercado, y cuando los precios de las criptomonedas se hundieron, muchas plataformas -como Celsius y Voyager- simplemente colapsaron después de que aparecieran agujeros de miles de millones de dólares en sus balances. Resulta que se necesitan activos reales para cubrir pasivos reales (aunque esta parte ya la conocíamos).

  

En segundo lugar, la idea de que el mundo de las criptomonedas está descentralizado ha quedado definitivamente descartada este año. Ya sabíamos que la gran mayoría de la actividad de las criptomonedas tiene lugar en exchanges muy centralizados, y que el poder y la riqueza en las criptomonedas están aún más concentrados que en las finanzas tradicionales. Pero 2022 fue el año en que descubrimos hasta qué punto Big Crypto es algo real: un cártel de actores interconectados de exchanges, empresas de stablecoin y redes de criptomonedas que trabajan juntos a través de chats de grupo. Al parecer, en un chat de Signal destinado a coordinar las plataformas participaban ejecutivos deFTX, Binance y Tether.

 

En tercer lugar, la economía del mercado de las criptomonedas puede tener una estructura piramidal o de Ponzi, pero también es circular. Las empresas de criptomonedas no sólo han contado sus propios tokens sin valor como dinero, sino también los de otros. En palabras de Martin Walker, del Center for Evidence-Based Management, que siempre se ha manifestado muy crítico con las criptomonedas, "sus libros están llenos de tokens sin sentido, suyos y de sus amigos", y cuando uno implosiona, "rápidamente se desmoronan partes enteras de la industria".

En cuarto lugar, el colapso de tantas plataformas de criptomonedas nos ha permitido ver de cerca por primera vez la absoluta anarquía que reina en el sector. Libres del pesado yugo de la regulación con la que tiene que lidiar el resto de sectores, empresas como FTX han sidolibres de hacer lo que han querido,presuntamente malversando miles de millones de dólares de los fondos de los clientes y cometiendo fraudes a gran escala. Lo más importante que me llevo de este año es que hemos podido ver el interior de las cajas negras, y ha sido incluso más aterrador de lo que esperábamos", reconoce Stephen Diehl, ingeniero de software y crítico de las criptomonedas.

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Durante una entrevista para un evento del FT el mes pasado, pregunté a Charles Hoskinson, fundador de la criptomoneda Cardano, si era posible que el sector de las criptomonedas colapsara hasta cero. Respondió que no, lo que no me sorprendió, pero sus razones me dejaron atónita: "En este momento es básicamente una religión". Él, un profeta de las criptomonedas, parecía estar manifestando en voz alta lo que nadie se atreve a decir.

Esto es lo último que he aprendido sobre las criptomonedas este año: tienen una extraña resistencia. Puede que el mercado y muchas de las mayores plataformas se hayan hundido, y que los profetas y los principios básicos de esta cuasi-religión hayan demostrado ser falsos. Pero mucha gente sigue dispuesta a aferrarse a la esperanza de que un día su milagroso dinero virtual pueda reanudar su viaje hacia la luna.