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 El Cronista

Los 8 signos de alerta en EE.UU. que preocupan a Wall Street

Aunque la economía tienen un desempleo bajo, gasto fuerte y beneficios corporativos sólidos, existen algunas tendencias negativas a las que hay que prestar atención.

Cualquiera que esté convencido de que la economía estadounidensese está ralentizando -suave o violentamente- nos debe una explicación. En la última semana, el indicador GDPNow de la Reserva Federal de Atlanta sobre la tasa de crecimiento anual de la producción real de EE.UU. ha pasado de ser cálido y en caída a ser caliente y en alza.

Aún estamos a principios del trimestre, y el indicador incorpora más datos, cada vez más precisos, a medida que transcurre el periodo. Pero aun así.

El factor clave de los datos es el gasto de los consumidores. Alrededor de dos tercios del crecimiento de GDPNow se derivan del gasto de losconsumidores; y de esa parte, dos tercios de ellos proceden del gasto en servicios. La mayor parte del crecimiento se debe a la inversión. Dentro de la inversión, sólo la construcción no residencial supone un lastre.

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Sin embargo, incluso en este contexto tan sólido, economistas, analistas y gestores de fondos han hecho abundantes comentarios en el sentido de que la economía ya se está enfriando, o podría empezar a hacerlo pronto, y que no sólo se está enfriando lo suficiente como para que la inflación alcance el objetivo, sino lo suficiente como para que debamos preocuparnos. Yo esperaría que esta línea de comentarios persista, incluso si los principales indicadores económicos siguen mostrando fortaleza. La economía post-pandemia, cada vez más normal, sigue siendo lo bastante extraña como para que no tengamos más remedio que tomarnos en serio los indicios de problemas. Este sigue siendo un entorno en el que las sorpresas no sorprenden.

Lo que sigue, pues, es una recopilación de los principales datos negativos que salieron últimamente. Los presento no porque piense que apuntan a una desaceleración grave o a vísperas de una crisis económica, sino porque creo que es bueno analizar con franqueza el pasivo del balance, sobre todo cuando el activo se ve tan bien:

- Rápido deterioro de los datos secundarios del mercado laboral. Con una inflación todavía demasiado persistente, los mercados están deseosos de que el mercado laboral se enfríe. Pero nadie quiere un congelamiento. Y tanto la tasa de renuncias como el empleo temporal están cayendo de forma bastante aguda. En ciclos normales (y, de nuevo, no estamos en uno de ellos), esto es un indicador adelantado de recesión.

- Se está agotando el exceso de ahorro que los hogares generaron en la pandemia, y lo único que sostiene el gasto de los consumidores es una tasa de ahorro insosteniblemente baja. Los ahorros acumulados mientras estábamos atrapados en casa cobrando bonos de estímulo han desaparecido, pero todos seguimos comprando montones de cosas. ¿Cuánto puede durar esto?  

- Las pequeñas empresas están deprimidas. Éstas dependen del crédito bancario, que es caro y difícil de conseguir. Las encuestas de la Federación Nacional de Empresas Independientes (NFIB, por sus siglas en inglés) dicen que las pequeñas empresas siguen contratando, pero menos, y sus perspectivas de beneficios son sombrías.

- Las empresas que atienden al consumidor de gama baja no paran de contar anécdotas poco alentadoras. Los consumidores con pasivos a tasa variable y sin activos para respaldarse, la están teniendo difícil en este momento.

La baja del consumo preocupa a los gigantes de alimento y bebidas en EE.UU.

- La encuesta manufacturera del Instituto de Gestión de Suministros (ISM) ha vuelto a caer por debajo de 50, es decir, a territorio negativo (la tendencia del sector servicios tampoco es muy buena).

- Los mercados bursátiles han adoptado una postura defensiva. Si alguien hubiera dicho hace seis semanas que lo mejor para la renta variable estadounidense eran los servicios públicos, habrían pensado que estaba loco. Y sin embargo, aquí estamos. Los valores defensivos han subido y los cíclicos y tecnológicos se han estancado.

- El impulso fiscal es negativo. ¿Cómo es posible que, con los déficits presupuestarios por las nubes, el exceso fiscal no esté ayudando a la economía? Como dijo Ethan Wu, del Financial Times, hace unas semanas, "el impulso fiscal nos habla de cambios en el crecimiento, que es en sí mismo una tasa de cambio. Es necesario que el déficit aumente para que el crecimiento se acelere. Un déficit alto pero plano puede seguir sirviendo de piso para la demanda". La Brookings Institution considera que el impulso es neutro ahora y que será un ligero lastre durante el resto de este año y el próximo.

- La liquidez se mantiene estable o disminuye, dependiendo de cómo se mida. La liquidez federal (cambios en el balance de la Fed ajustados por los cambios en la cuenta general del Tesoro, los repos de la Reserva Federal y el Programa de Financiación a Plazo de los Bancos) ha ido de un lado al otro durante un año más o menos, pero el dinero en sentido amplio (M2) ha caído, y ahora ha vuelto a su tendencia pre-pandemia. Sí, hay que tener en cuenta la velocidad del dinero, que ha aumentado recientemente. Pero el patrón sigue siendo notable.

¿Es todo esto motivo de preocupación? Mi opinión es que no, o al menos no todavía. Con una tasa de desempleo baja, un gasto fuerte y beneficios corporativos sólidos, no puedo preocuparme por lo que vaya a pasar con los mercados. Pero voy a estar atento a estas tendencias.