Reaccionan las tasas y el dólar en la puerta de las PASO
Los mercados se mueven al ritmo de las medidas del Banco Central a la espera del resultado de las elecciones internas.
El presidente del Banco Central Guido Sandleris junto a Gustavo Cañonero y Veronica Rappoport. La cúpula que le da pelea al dólar
El Banco Nación hizo punta subiendo la tasa de plazo fijo a 30 días de 49% a 50,5% anual.
Fue la primera respuesta a la decisión del Banco Central del lunes de ratificar la política de dureza monetaria y prolongar hasta mediados de agosto una tasa de interés "piso" de 58% anual para que los bancos coloquen fondos en Letras de Liquidez (Leliq).
El objetivo de las medidas del Central es transparente: que haya menos pesos dando vueltas para mantener calmo al dólar durante los 18 días que faltan para las PASO, una elección interna que sólo ratificará candidatos que ya están definidos pero que cobra relevancia para la estabilidad cambiaria y financiera.
La suba de la tasa de los plazo fijo (Banco Corporativo la llevó a 50,75% y el Mariva a 50,25% anual) para atraer pesos al sistema financiero llegó a pocas horas de que el Fondo Monetario haya respaldado los cambios del Central y fortificado la posibilidad de intervención en el dólar.
Al anunciar el desembolso de otro tramo del préstamo de US$ 57.000 millones vigente (Argentina ya recibió US$44.365 millones) el FMI anunció una ampliación de los límites para que el Central pueda intervenir en el mercado de futuros del dólar. En otras palabras, le puso más divisas en las alforjas para que pueda usarlas en caso de emergencia.
Con la ampliación, el Central puede vender en el mercado futuro US$3.600 millones pero como este mes cierra con posiciones compradoras por US$ 3.000 millones su capacidad de intervención en caso de una mayor dolarización en los próximos meses se potencia a US$ 6.600 millones.
Menos pesos, más dólares pero al día siguiente de las medidas el billete estadounidense avanzó 0,6% para quedar en $43,87. El argumento del mercado es que el dólar se fortaleció a nivel mundial por un acuerdo en EE.UU. entre Republicanos y Demócratas para recortar el presupuesto y achicar el déficit.
Un dólar más fuerte en el mundo se tradujo en debilidad del euro y de las monedas emergentes entre las que el peso no fue la excepción.
Pero mientras los factores técnicos buscan argumentos para justificar la estabilidad, la política electoral comenzará a cobrar gravitación en los próximos días.
Los operadores del mercado se mueven tras la expectativa del "número mágico" del posible resultado de las PASO que volcaría la suerte financiera hacia arriba o abajo a partir del 12 de agosto.
El mercado suscribe la idea de que al estar definidas las fórmulas la elección del 11 de agosto será la encuesta más realista y, por lo tanto, su resultado será clave para tomar decisiones.
Hasta hace un mes atrás los operadores decían que si la fórmula opositora de Alberto Fernández-Cristina Kirchner le sacara cinco o más puntos a la oficialista de Mauricio Macri- Miguel Angel Pichetto la reacción del mercado sería negativa con tensión financiera y aceleración del proceso de dolarización de las carteras.
En los últimos días de dólar quieto y medidas para intentar reactivar el consumo (Plan Ahora 12, plan OKM para autos, créditos ANSeS y relanzamiento del plan ProCrear, entre otras) la expectativa de mejora del oficialismo se consolidó pero la respuesta del mercado no fue unánime.
Las acciones en la Bolsa de Buenos Aires llevan cinco bajas consecutivas y este mes la caída promedio de los papeles privados acumula 8%.
Después de la llegada de más plata del FMI, del fortalecimiento de la capacidad del Central para intervenir en el dólar y de la suba de la tasa de plazo fijo para incentivar a los ahorristas a quedarse en pesos, ahora habría llegado el tiempo de las promesas de campaña.
Alberto Fernández prometiendo medicamentos gratis para los jubilados o Roberto Lavagna asegurando que si triunfa le pondrá plata en el bolsillo a la gente desde el primer día de gestión, son algunos anticipos de lo que se podrá escuchar de ahora en más.
Pero el FMI adelantó su baldazo de agua fría sobre las expectativas para el año próximo en materia de crecimiento e inflación al rebajar de 2,2% a 1,1% la posible mejora del PBI y aumentar de 21,2% a 32,1% el alza del índice de precios.
Las proyecciones de la economía real dejan poco margen para optimismos desmedidos y más aún después de un año de caída fuerte del poder de compra de los ingresos y de la actividad económica.
Un informe reciente de la Fundación Capital de Martín Redrado sostiene que "en los primeros seis meses del año la caída del producto habría sido de 3,3% suavizada por el aporte del agro que mejoró 4,4% en el segundo trimestre".
Y agrega que sólo a partir de septiembre cabría esperar un aumento de la masa salarial (ingreso por cantidad de personas) para pensar en un repunte del consumo.
Septiembre se presenta como el largo plazo para la expectativa de los operadores de los mercados que en estos días solo parecen descansar en que el dólar siga sin sobresaltos y en que los coletazos de la política electoral no afecten demasiado el tránsito de los próximos 18 días.