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 Clarín

La FED se plantea bajar la tasa de interés por primera vez desde 2008, marcando el final de una era

La decisión se conocerá mañana. Busca inocular a la economía contra los efectos nocivos de la desaceleración global y de la guerra comercial de Trump.

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Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos.

Es muy probable que la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) baje las tasas de interés por primera vez desde el 2008, año en que la economía estaba sumida en una profunda recesión. El banco central intenta evitar el freno de un crecimiento económico record.

Este movimiento, aunque no sea grande, terminará con una era de incrementos graduales de la tasa, con la intención de devolver la economía a un estado más "normal", en la estela de la Gran Recesión, cuando la Fed rebanó a cero las tasas, intentando rescatar la economía. El abordaje de la Fed ha funcionado bien en general —la economía de Estados Unidos está creciendo, el desempleo está en su punto más bajo en los últimos 50 años y los salarios aumentan paulatinamente.

Pero bajar la tasa en este momento del ciclo es una señal: el estado actual de la economía podría ser el techo máximo esperable.

El movimiento de la Fed este miércoles puede alegrar al presidente Donald Trump, que ha estado presionando al banco central durante un año a causa de los aumentos de las tasas en 2018, diciendo que la economía habría despegado “como un cohete” si la Fed no hubiera actuado mal.

“La Fed actuó muy pronto. Al final yo tenía razón, actuaron muy pronto y de manera muy violenta”, dijo Trump el viernes en la Casa Blanca.

Pero es probable que la Fed, que opera con independencia de la Casa Blanca, esté actuando como una medida de precaución, no movido por la política, tratando de inocular a la economía contra los efectos nocivos de la desaceleración del crecimiento global y de la guerra comercial de Trump.

Mientras la economía de Estados Unidos sigue avanzando, esforzadamente, se empiezan a percibir las grietas.

Los indicadores de la industria, que en general marcan el camino al resto de la economía, están cayendo en todo el mundo. La inversión y la confianza han sufrido por las peleas comerciales y los aranceles de Trump. Un fuerte indicador de recesión está parpadeando en rojo: la tasa de los bonos a 10 años ha estado por debajo de los bonos a 3 meses que ofrece el gobierno, una señal de que los inversores se sienten pesimistas respecto del futuro.

El efecto del recorte de 1.5 billones de dólares en impuestos está extinguiéndose y las empresas informan que no se están expandiendo, en parte por la preocupación acerca del crecimiento económico global y la prolongada disputa comercial entre Estados Unidos y China.

El Producto Bruto Interno, la medida más amplia de bienes y servicios que produce una economía, creció a un 2,1% anual en el segundo trimestre, según información publicada el viernes. Es un ritmo aceptable, pero revela que la economía está volviendo a la normalidad, luego de un ritmo de crecimiento del 3,1% en el primer trimestre.

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Jerome Powell, presidente de la Fed, este mes ha estado dando señales de un posible recorte de la tasa, diciendo a los legisladores que “las incertezas acerca del crecimiento y el comercio globales siguen siendo la perspectiva dominante”, y que la Fed haría lo necesario para sostener la expansión económica.

Es probable que la expectativa del recorte ya haya generado un pequeño salto económico, bajando la tasa de interés al consumo, y haciendo subir las acciones, dando a las empresas más razones para invertir y a los consumidores un empujón para comprar un auto o una casa. La Fed subió la tasa nueve veces en total, y cuatro veces en 2018, antes de frenar este año. El movimiento es percibido por muchos como un reajuste para ayudar a la economía a mantenerse en el camino, y no como el comienzo de un ciclo que llevaría las tasas a su punto más bajo.

Sin embargo, con este recorte la Fed pone fin a su campaña de devolver la economía a la normalidad.

El giro confirma que las tasas de interés serán mucho más bajas de aquí en adelante, dejando a la economía en un estado mucho más frágil.

Después de años de aumentos, las tasas de interés siguen estando comparativamente bajas, y el producto económico, aunque crece, lo ha hecho a un ritmo decepcionante, un 2% durante la mayor parte de la década pasada, mientras el envejecimiento de la población y la baja productividad disminuyen su potencial. La inflación también se encuentra por debajo del objetivo de la Fed.

La tasa de interés ideal para la Fed se encuentra entre el 2,25% y el 2,5%, más o menos la mitad del 5,25% en que se encontraba antes de la crisis financiera, dejando al banco central con un espacio de acción limitado para actuar en caso de recesión.

“Está mucho más frágil”, dijo refiriéndose a la economía Diane Swonk, economista ejecutiva en Grant Thornton, explicando que los consumidores y las empresas deberían estar “eufóricos” a esta altura del ciclo, pero no lo están.

Esto refleja “la incertidumbre, las cicatrices —todavía tenemos cicatrices de la crisis”, dijo. El mercado de acciones ha dado varias vueltas durante el año pasado, a causa de la preocupación que generan las guerras comerciales de Trump, la desaceleración en China y la expectativa de que la Fed aumentara las tasas.

Los consumidores empezaron a contenerse en sus gastos, hacia el final del año pasado, mientras la incertidumbre crecía, una señal de cuán susceptibles son ante cualquier recesión.

El banco central está prestando atención a esta vulnerabilidad. Siguiendo las señales de la política, los inversores anticipan que la Fed recortará la tasa en un cuarto, y una vez más antes de que termine el año. Los funcionarios de la Fed esperan volver a aumentar las tasas eventualmente, basándose en sus proyecciones económicas de junio, que muestran una recuperación en 2021 y una tasa de interés de los fondos federales ligeramente más alta a largo plazo.

Pero muchos analistas dicen que es poco probable que la Fed vuelva aumentar antes de que la economía entre en recesión. Lo cual convertiría la tasa actual en el punto más alto del ciclo.

“Creemos que estamos en el comienzo del fin”, dijo Subadra Rajappa, que trabaja en Société Générale como directora de estrategia de tasas en Estados Unidos. Su equipo espera una recesión, y más recortes en las tasas en 2020.

Un contexto peligroso

Aunque mantenga la recesión a raya, la Fed está trabajando en un contexto peligroso. El banco central tiene como tarea mantener el pleno empleo y una inflación estable, que define como un aumento de precios cercano al 2%. Eso es suficiente para ahuyentar la deflación, que daña la economía.

Los que definen la política institucional tienen que alcanzar sus objetivos de manera sustentable: la medida ideal de inflación resultó ser tan solo de un 1,5% anual en mayo. Los funcionarios han estado contando con un crecimiento económico continuado para favorecer el aumento de salarios y precios —de modo que cualquier desaceleración tendría como resultado el fracaso de sus objetivos, socavando su credibilidad.

“Basándome solamente en la inflación, podría sin duda argumentar a favor de una serie de recortes en la tasa de interés antes de que termine el año”, dijo el 16 de julio Charles Evans, presidente del Banco de la Reserva Federal de Chicago.

Las tasas de interés empeoran las cosas. La fijación por parte de la Fed de una política que no impulsa ni frena el crecimiento ha ido perdiendo fuerza con la desaceleración de la expansión, tendencia que lentamente se difunde desde hace años en todas las economías avanzadas.

Por esta razón no se han podido elevar las tasas un poco más, a pesar del muy sostenido crecimiento: la economía necesita tasas de interés muy bajas para sostener un progreso históricamente poco alentador. Y todo esto hace que la Fed tenga menos herramientas para combatir futuras recesiones. Ya se han ido aquellos días en que haciendo un recorte de 5 puntos se podía revitalizar el crecimiento, como hizo la Fed en 2007 y en 2008.